Fuera de sitio. Imagina que el tiempo sólo es lo que amas. Unas pocas palabras, unos seres exactos,
unas horas muy lisas, una playa quizá, donde el daño no acecha. Imagina la vida como no lo es
ahora. No quiero decir como algo perfecto, sino un resplandor, cierto abril de muy lejos, un tributo
al azar, sin otro destino que el confín fugitivo de un eco sin rostro. Y después cualquier cosa.
¿Con qué precisión va la edad hilvanando el espino? ¿Y qué extraña la urgencia de ir en pie hasta la
ola? Celebrar lentamente que aniquile mi huella, mi escritura de hombre, mi certeza de surco, ser la
alta misión de lo que nunca concluye, como no cierra el mar su recado en la orilla. Pero no es
estar quieto la razón ni la meta, sino un querer más pequeño, una conquista más clara. Ver la vida
llegar de su noche a tu noche en un cuerpo ajeno, pronunciar su silencio, abrazar su alambrada,
desear su vacío, delirar sin camino, sin mapa, sin fuego, hasta el tiempo sin tiempo del país que no haremos.