Suelo frecuentar las noches hasta que olvido tu nombre, pero olvido el mío también, y eso sí que es preocupante.
Y después de vuelta a casa me pierdo como en los bares, porque las calles con sol me parecen todas iguales, y me siento en un portal a esperar que se me pase, y cuando empiezo a recordar no es donde vivo, es tu nombre y lo maldigo.
Vivía sin ti, sin preocupaciones, sin dolores sentimentales, sin prospectos ni consejos, sin contraindicaciones, con claros síntomas de inmortalidad,
buscando motivos para trasnochar y solo una armadura.
Como objeto personal.
Y entraste en mi vida un día que tenía por descuido, el corazón encima prometiste no romperlo, fue mentira.
Pasa el tiempo sin tregua, pasan los años, yo he cambiado las aulas por los escenarios, pero cuando toco por Madrid me paseo por tu nuevo barrio, aunque me llegaron rumores de que te acabaste largando.
Y entraste en mi vida un día que tenía por descuido.
El corazón encima prometiste no romperlo, fue mentira.
Y entraste en mi vida un día que tenía por descuido, el corazón encima prometiste no romperlo, fue mentira.
El corazón encima prometiste no romperlo, fue mentira.