Vente y enséñame.
Vente y enséñame.
Tú me miras desde la otra orilla,
me arrojas por fin tu sonrisa,
igual que un anzuelo en el mar.
Yo,
que muerdo feliz de ese beso,
sabiendo que toco ese cielo
que siempre he soñado en rozar.
Y otra vez a comenzar con un juego que no
sé con qué armas debo si quiero arriesgar.
Me repliego sin querer y esta zurda
tímide levanta en mi contra una pared.
Y sospecho que voy a perder otra vez la partida.
Vente y enséñame.
Solo quiero aprender a conquistarte con las artes que utilizas.
A desarmarme así,
igual que al infeliz, que te divierte nada más.
Y se olvida.
Tú,
tan hermosa,
tan libre y activa,
con qué huella me dejas herida,
que me cuesta la vida curar.
Y otra vez a desdifrar con qué truco me pondrás a seguir tus pasos,
tú me sois tan fiel.
Y sospecho que voy a perder otra vez la partida.
Vente y enséñame.
Solo quiero aprender a conquistarte con las artes que utilizas.
A desarmarme así,
igual que al infeliz, que te divierte nada más.
Y se olvida.
Vente y enséñame.
Solo quiero aprender a conquistarte con las artes que utilizas.
A desarmarme así,
igual que al infeliz,
que te divierte nada más.
Y se olvida.
No sé qué me has dado,
qué me pasó el día,
esperando rosas, recibiendo espinas.
No sé dónde vamos,
no sé lo que aspiras,
pero mientras tanto quiero tus caricias.
Vente y enséñame.
Solo quiero aprender a conquistarte con las artes que utilizas.
A desarmarme así,
igual que al infeliz, que te divierte nada más.
Y se olvida.
Vente y enséñame.
Solo quiero aprender a conquistarte con las artes que utilizas.
A desarmarme así,
igual que al infeliz, que te divierte nada más.
Y se olvida.