Decía mi abuelo unas vainas que ya las he comprobado, no le apueste a gallo blanco ni tampoco a peón barbao,
porque juntos salen flojos, muérganos y abandonados, cuando más se necesitan lo dejan a uno en gran pavo.
Y no le atienda a los viejos que se den por derrotados, y el que acate sus consejos puede salir bien librado,
son la voz de la experiencia de tanto camino andado.
Uno cuando está muchacho es inagüero y osado, y por creerse más hombre comete miles pecados.
No anda por el buen camino, coge el camino sesgao, con mujeres por bojotes que lo ponen endiozao,
la rochela y las tomatas lo vuelven alborotao, porque uno borracho es lindo, valiente y empilletao.
Así ande con el menudo del espinazo guindao, y los bolsillos más limpios que ojo de mijo asustao,
y creo que tiene más plata un preso recién bañao.
Yo que también fui muchacho fui artiloso y resabiao, jugador y parrandero, peleador y enamorao,
cuando mire que tenía el botalón enyerbao, no quedó ni una vecina que no le hubiera gateao.
Cuando veía la ocasión parecía un tigre cebao, y quedé con esa maña de dejar hijos regaos,
me sentía como un padrote en un atajo entiempao, sin escuchar el consejo sumérjalo encapuchao,
pues decía que a escuela limpia daba mejor resultado.
Como nadie decía na, quedé mal acostumbrao, hasta que un día me quedó el trompo mal enrollao,
con una que sabía más de leyes que un abogao.
No sé de dónde salió, pero no era de estos lao, y se hizo la enamorao porque me vio con ganao.
Ahí mismo me preparé pa probar ese salao, porque de comer lo mismo ya me hallaba obstinao,
estaba ansioso por probar un bocadillo infortao, si tengo que madrugar me acuesto desayunao.
Tan pronto me dio la pata le hice el primer atentao, después como a los dos meses me dijo que había cuajao,
es la manera más fácil pa tener a un hombre amarrao, que peligro el pensamiento femenino interesao.
Le dije no hay más que hacer, hay que correr culebriao, ni tan manso que sea el mono pa que lo cojan perreao.
Me alejé de ese rodete por la presión acosao, pero cuando a uno le toca no vale llorar hipiao,
cuesta tanto uno empezar a sentirse desgraciao.
Por más que huía al año y medio ya me tenían achicao, ante una juez de menores como un terecai maniao.
Tan pronto entré me miró de malas ganas y rayao, porque por lo general las viejas de esos juzgao,
son mujeres resentias que el bus ya las ha dejao.
Los hombres son enemigos, la guerra le han declarao,
por no conseguir un varón pa que les haga el mandao,
quien va a preferir un pellejo viendo un buen entreverao.
Me dijo don Israel, ajá, tu le pasas al pelao?
Yo le contesté sonriendo de lejito y agachao.
Me estás mamando gallo, sosángano descarao,
te van a salir bien caros los bizcochos que has probao.
Cortármelas de risboso, ahora estoy enchiquerao,
pero dejaré la maña cuando me jodan capao.