Una mujer en mi tierra le dicen el camaleón, porque tiene dos maridos que la aman de corazón.
Viven en la misma casa, se llevan de lo mejor, los vecinos le decimos el triángulo del amor.
El triángulo del amor la tienen como una reina y le sobra la atención, no la dejan trabajar ni que lleve mucho sol.
Cuando ella quiere vestirse le planchan el camisón y si salen de ferranda visten de un mismo color,
se afurruñan y se besan, aquello es un vacilón.
La mujer no es bien bonita pero tiene condición, seguro que Dios le puso en el cuerpo un papelón.
Hay mujeres que preguntan buscando una solución, esa mujer como hace pa' compartir la cuestión.
Pa' compartir la cuestión, otras dicen que eso es la nueva generación, que en este mundo de ahora no hay consideración.
Y las mujeres también pueden cometer error, que hay que montarle cacho al coro cuando es tocón,
porque un hogar sin cariño no se le encuentra sabor, como eso no mata a nadie se hace con más razón.
Ahora para completar en las ramas de un mamón, hay una lora aladina que llaman el grabador,
cuando le paren de tipo pasa les canta el santo cachón, el venau y otros discos de la misma ribasón.
De la misma ribasón, de tardecita la doña se sienta sobre un sillón,
uno le saca espinilla, otro le unta mentol, de noche le dan refresco con pan salado y jamón.
Los vecinos en el barrio hacemos un parrandón, bebemos y nos reímos, cada quien da una opinión,
y el que tiene caramera no viene a la reunión.
Hay unas que se conforman con un solito varón, gallina que busca zorro lo pone más cazador,
cuantas mujeres quisieran el triángulo del amor, pero Dios no le da hojillas a Samuro Volantón.
A Samuro Volantón aquel par de hombres parece que no se guardan rencor,
cuando se van de paseo la situación es mejor, la besan y la acarician y le secan el sudor,
para mi fue que les dio pega pega de pegón, porque se turnean de noche como guachimangonchon,
si la ley se los permite se casan pa San Ramón.
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