Tú,
tú,
tú,
que dejas inviernos en cada rincón.
Tú,
tú,
tú,
que hundes los miedos debajo el colchón.
Tú,
tú,
tú,
que ves los fantasmas de noche a trasluz.
Cientos de cosas se van,
las pocas que quedan están sin cerrar.
Porque tú, tú,
tú,
cuentas historias sin ningún final.
Tú,
tú,
tú,
que pones los labios y miras detrás.
Tú, tú,
tú,
que guardas tu risa para los demás.
Debes dejarme apagar y sentir las horas que vas a pasar.
Lejos de mí,
sin las manos que siempre apretabas al ir a dormir.
Quiero que sepas que yo
deseo que vivas junto a alguien mejor.
Que lo llene todo y que los barrotes se vuelvan cortinas al fin.
Y que las espinas se vuelvan espigas por ti.