El evento más increíble,
más sobrenatural que jamás ha existido
y jamás ha ocurrido en este mundo impío,
está a punto de ocurrir.
Y es un evento
que va a dejar
a la humanidad de esta tierra,
a los grandes científicos,
a los grandes eruditos de esta tierra,
los va a dejar espantados,
atónitos, asombrados
y a lo mejor muchos que aparecen del corazón se morirán de repente.
Mi alma te alaba Jesús.
¿Qué es lo que va a ocurrir?
Usando el término teológico,
no bíblico porque ese término no está en la Biblia,
pero el término que se le ha aplicado teológicamente hablando,
lo que va a ocurrir es el rapto de la Iglesia.
Alabro que él vive.
Pero de forma sencilla para que todos
los queridos amigos que están aquí,
que están aquí porque Dios los ha traído a salvarlos,
entiendan claro,
amigo querido,
es algo en lo cual Dios quiere que usted participe,
por eso usted está aquí en esta noche.
No que haga usted vino por casualidad,
aquí no hay casualidades,
aquí no sucede nada si Dios no lo permite,
dice la Biblia.
Ni un gorrioncito se cae por tierra si
no lo permitiera mi Padre Celestial,
dijo Jesús.
Usted está aquí porque Dios lo trajo a salvarlo,
amigo,
usted está aquí porque Dios te ama,
tú estás aquí porque el Espíritu Santo te haló para acá y te dijo no,
esta noche no vas a ver
televisión,
esta noche no vas para el cine,
esta noche no es nada de eso,
esta noche vas a oír
palabra mía que te voy a salvar,
te voy a dar vida,
vida,
victoria eterna.
¡Hoy se amá, se lo llaman!
Escuche esto con cuidado porque esto es lo que Dios quiere,
que usted viva para que participe,
participe en esto.
Si participe en esto,
está hecho para la eternidad.
¿Qué es eso del rato?
Amigo amado,
es un arrebatamiento
donde los creyentes de Jesucristo que están firmes en el Señor,
hombres y mujeres que realmente están buscando a Dios de corazón,
son arrebatados de esta tierra y sacados
de esta tierra y llegarán hasta arriba,
hasta el mismísimo reino de los cielos,
con dos propósitos,
escapar de los juicios que van a caer,
que van a arrasar con esta tierra,
y segundo,
participar del evento más hermoso que jamás ha ocurrido,
las bodas del Cordero,
donde quedaremos unidos con Cristo oficialmente,
como matrimonio oficial,
¡alá lo que él vive,
alá su noviazgo! Pronto será matrimonio,
sonríase que el Señor les ama.
Quedaremos enlazados oficialmente con Jesús para la eternidad.
Eso es un arrebatamiento,
usted pensará,
pero ¿y cómo será eso?
Es muy sencillito,
el Espíritu Santo lo va a hacer,
y el Espíritu Santo es la persona de Dios que está aquí ahora.
Dios el Padre está en el trono,
Jesucristo el Hijo está a la diestra del Padre,
pero Dios el Espíritu Santo está aquí,
aquí está ese precioso,
esa preciosa persona está aquí.
Bendito sea tu nombre, alá lo que él vive,
¡cuánto te amo Espíritu Santo!
Es el Consolador,
es el que está siempre con nosotros,
es el que nos hace movernos en victoria,
que abajo nos da fuerza para todo y consuelo para todo,
y está aquí,
y es todo Dios.
Y cuando suene esa trompeta que va a sonar,
levantar estos cuerpos,
y usted se tira que los pies se le levantan de la tierra,
pero apenas comienza a levantarse,
mirará,
ya no tiene este cuerpo,
tiene otro alabro,
el Señor le ama.
Con
este cuerpito nos va a atravesar el espacio exterior,
pero le van a poner en un segundo
un cuerpo que resistirá las temperaturas de allá arriba,
las presiones bajas de allá
arriba,
y si pasan agrolitos y chocan con usted,
se hace pedazo del agrolito y usted
sigue subiendo tranquilo como si nada.
Sonríase si puede.
Cuerpos inmortales, ¡alabados de Dios!
Cuerpos de gloria,
como el que tiene Jesucristo ahora mismo.
Qué cosa linda.
Eso le ofrece a usted,
amigo querido,
que está aquí en esta noche,
que nos visita en esta noche,
le ofrece Jesucristo, el Hijo de Dios.
Ese evento glorioso que se acerca,
usted tiene que aceptar a Cristo de corazón
y comenzar a vivir para Él,
y cuando suene esa trompeta,
usted volará junto al pueblo de Dios,
y volveremos las glorias del reino celestial,
después de un viaje sin escala por todos los territorios.
Sea bendito el Señor.
Ese es el rapto de la iglesia.
Ahora, ¿quiénes se van a ir en ese rapto?
Se van gente que van a estar preparados para irse.
Para todos los viajes hay que hacer un buen preparativo.
Se va para volar para Nueva York,
prepara las maletas con mucho cuidado,
no se le quede nada.
Sea bendito el Señor,
pues va a tener que preparar las maletas bien
preparadas para que ese vuelo usted no lo pierda.
Mi alma te alaba, Jesús.
Gente preparada, van a volar.
Ahora, la Biblia te dice en forma clara,
¿cuál es la preparación?
¿Qué calidad espiritual tienen que tener para volar?
¿Qué condiciones espirituales tienen que estar?
Todos los creyentes no están en las mismas condiciones.
Los pastores saben eso mejor que yo.
Alabados de Dios, les amo.
Saben que el grupo que ellos tienen,
sea un grupo de 50,
60,
de 100 o de 200,
todos no están igual.
Mi alma te alaba, Jesús.
Ahora,
¿qué demanda la Biblia para los que nos queremos ir?
Vamos a tocar algunos puntos claves.
Primero,
tienen que ser gente llenos del amor de Dios.
Esa palabrita es clave,
el que no tiene amor ni ha visto a Dios ni lo ha conocido,
aunque diga que es aleluya.
Alábelo que él vive.
Aunque hable en lengua y salte y brinque en la iglesia,
si no tiene amor ni ha visto a Dios ni lo ha conocido.
Alábelo que él vive.
¡Gloria a Dios!
Eso es tan profundo que la Biblia dice así,
que todas vuestras cosas se hagan en amor.
Eso no es si les gusta o no les gusta,
eso es un mandato de la Biblia.
Es un precepto en la palabra de Dios.
Para los que quieran ser levantados
para arriba en el momento que viene,
que todas vuestras cosas se hagan en amor,
hay que estar en una madurez espiritual muy especial
para poder cumplir con eso.
Quiere decir que hay que buscar a Dios.
El que busca a Dios, se le pega lo de Dios.
Alábelo que el Señor le ama.
¡Ay, pobre Jesucristo!
Y se le pega lo de Dios,
se le pega el amor,
porque lo más grande de Dios es el amor.
¡Se ha bendito el Señor Jesucristo!
Alábelo que le ama.
Mi alma te glorifica Jesús.
Ahora,
el que tiene amor de Dios,
la Biblia dice que
el amor no piensa tanto en sí mismo sino en los demás.
Es una característica decisiva que Dios la
manifestó cuando vio a Cristo morir aquí abajo.
No pensó en Él,
que estaba enviando a su propio Hijo.
Pensó en usted y en mí, no en Él.
Si piensa en Él,
no envía a Cristo a pasar el martirio que pasó aquí abajo.
Pero el amor piensa primero en los demás y después en uno mismo.
¿Cuántos tienen ese amor?
¡Se quedó a las manos! Baja casi todo el mundo.
Sonríase que el Señor le ama.
Bueno,
es mejor ser sincero que no ser hipócrita,
bueno.
Alábelo que el Señor le ama.
Pero vamos a levantar todas las manos y decirles,
yo quiero Señor que me deje ese amor.
Dame eso.
Sin eso, hermano, no hay caso.
Yo quiero eso, Señor.
Yo quiero eso.
Ese amor que primero los demás y después yo.
Primero los perdidos y después yo.
Bendito sea tu nombre.
Y impártelo a toda esta multitud que está aquí en esta noche.
Impártelo a todos.
En el nombre de Jesús lo pedimos, Padre.
Si hay amor,
pensamos primero en los demás y después en nosotros.
Por
eso que dice la Biblia que Dios es amor.
Porque primero pensó en ti y en mí
y dijo,
vamos a enviar a mi hijo a morir por ello.
Jesús descendió y cuando Jesús descendió
aquí abajo pensó en ustedes primero y después en Él.
Se tuvo que matar por todos nosotros.
Porque todo el amor de Dios está en el Padre,
está en el Hijo y está en el Espíritu Santo.
Porque los tres, una sola cosa son.
Alaba lo que Él vive.
¡Ay, pobre Jesucristo!
Mi alma te alaba, Jesús.
Hay quien dice, no, es Jesús solo.
Pero, hermano,
Jesús no está aquí.
Jesús está en la dieta del Padre,
en su cuerpo visible,
en su cuerpo de gloria.
Pues no es Jesús solo,
el que está aquí es el Espíritu Santo,
que yo lo siento aquí arriba
cuando me toca a carácter y siento un
corrientazo aquí y un corrientazo allá.
Alabádose a Dios y los hermanos lo sienten
ahí y algunos lo sienten allá arriba.
Y muchos de los que se sanan aquí sienten un fuego.
Ese fue el Espíritu Santo.
¡Alabádose a Dios!
¡Ay, pobre Jesucristo!
Y sí que no es Jesús solo, es Jesús el Hijo,
Dios el Padre y Dios el Espíritu Santo
que forman el Dios Todopoderoso,
que está aquí con nosotros en esta noche.
Alabádose a Dios, que Él vive.
Quiere decir que si tenemos el amor de Dios,
pensamos primero en los demás y después nosotros,
pues como pensamos primero en los demás,
sacamos tiempo para visitar al vecino,
al amigo,
al familiar y decirle,
Cristo te ama,
Él dio su vida por ti.
Arrepiéntete que Él está a punto de
llevarse a su pueblo y te vas a quedar.
Alabádose, ¿si puede?
Y los millares de evangélicos que no dan testimonio a nadie,
no hay amor de Dios,
son religiosos evangélicos.
El que tiene ese amor está desesperado.
Apenas por la mañana despierta,
no se ha lavado los dientes.
Señor,
permíteme ganarme un alma hoy,
dame un alma hoy,
permíteme hablarle a alguien de Ti hoy,
que yo haga algo para Ti hoy.
Ese tiene el amor de Dios,
ese se va en el rapto,
esos son los que vuelan.
Ese montón de cristianos que se levantan por la mañana
desesperados pensando en el trabajo y pensando en el estudio y
pensando en el sángue y que se van a comer y cuantas cosas,
pero no pensando en Cristo y en las almas.
Conviértase que no se ha convertido todavía.
Alabádose a Dios.
¡Ay, poderes esos!
Bendecidos a Dios.
En una ocasión Jesucristo dijo estas palabras,
bienaventurados los que encontrare repartiendo
la ración de trigo a mi servidumbre.
Bienaventurados,
porque esos son los que van a volar cuando suene esa trompeta.
Gente que está siempre llevándole algo,
algún alimento
al hermanito para fortalecer en la fe al amigo,
porque se convierta al vecino,
al familiar,
a la mamá,
al papá,
que no se han convertido.
Esos son los que vuelan,
gente que están atendiendo la obra de Dios con todo su corazón,
que están alerta a quién se puede ganar para Cristo.
Bendito sea el Señor Jesús.
Así que ese es el punto clave, el amor de Dios.
Y la Biblia dice que el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos ha sido dado.
Por eso es que muestran evangélicos que no tienen el amor de Dios,
que van a tener el
amor de Dios y nunca lo han derramado del Espíritu Santo.
Alabro que lo vive.
Mi alma te alaba Jesús.
Ahora hay un segundo punto decisivo
que encaja con el primero.
Parece en el rapto,
hay que ser creyente de todo corazón.
Hay que hacer eso con cuidado.
Hay que ser convertido de todo corazón al Señor.
Dios
demanda eso,
no es si a usted le gusta o no le gusta.
Aquí no son los gustos suyos, el
jefe es el Señor y hay que moverse con los gustos de Él.
Él trabaja en una oficina
con su jefe,
amor del jefe,
los gustos suyos,
para que ahora le van a sacar un puntapié
y lo van a echar para afuera.
Usted tiene que ajustarse al jefe de su oficina para que
lo mantengan ahí en el trabajito.
Pero oiga bien,
Libro del Profeta Joel, capítulo 2,
verso 12,
la Biblia dice,
convertíos a mí de todo vuestro corazón.
Y un amén.
Alabro,
que el Señor le ama.
¿Qué le pasó?
¿Se le pasmó la alegría?
Esto no es 99% tampoco.
Aquí tiene usted que morir.
Como dijo Pablo, no vivo yo, me
morí, vive Cristo en mí.
Alabado sea Dios.
Para mí, el vivir es Cristo.
Gloria sea Dios.
Es el cristiano.
Esos son los del rapto.
Alabelo si puede.
Esos son los que se van.
Bendito
sea Dios.
Gloria a su nombre.
Oígalo otra vez por si acaso no le gustó.
Joel, capítulo
2, verso 12,
convertíos a mí de todo vuestro corazón.
Pero Joel dice cómo se consigue
esa bendición.
No se ponga triste ahora.
Dice, con ayuno,
con lloro y con lamento.
¡Qué trinidad! Alabelo que él vive.
Y lloro y lamento, es oración en el espíritu.
Oración
en la cual está usted ahí vaciando el corazón delante de Dios.
Con lágrimas, con gemidos.
Y ahora que estamos ya en el nuevo pacto,
tenemos las lenguas, que el que hable en lengua
ora en el espíritu.
Y habla en el espíritu,
misterios con el Dios del cielo y se edifica
a sí mismo hablando de lengua.
Quiere decir que ahora lo que Joel dijo tiene una añadidura
porque ahora estamos en la dispensación de la gracia.
Donde Jesús nos dio un instrumento que
no lo tuvo y no lo siguió Israel nunca.
Las lenguas.
Ahí el evangélico que usted le habla
de eso es una mueca como si le hubieran
dado un tablazo.
¡Ay, yo no creo en eso!
¿Por qué no cree en Jesucristo?
Porque el Señor dice, y estas señales seguirán a
los que creyeren, hablarán nuevas lenguas.
¿En qué Cristo usted cree?
Le fabricó usted un Cristo de su propia envergadura.
Mi alma te alaba, Jesús.
El Señor nos dio un instrumento poderoso y el apóstol Pablo dice,
deseo que todos hablen
en lengua.
Y Pablo dice, no impidáis,
alábalos,
no impidáis hablar en lengua porque cómo
va a impedir si el que hable en lengua se
edifica a sí mismo y ora en el espíritu.
Alábalos, que le ama.
Los hijos de Israel no tenían esa bendición,
pero lo que tenían lo tiró Joel para adelante.
Convertíos a mí de todo vuestro corazón,
con ayuno, con lloro y lamento.
Y a esa oración en el espíritu de lágrimas y gemidos,
métele las lenguas.
Alábalos, que el Señor le ama.
Y si usted no tiene las lenguas,
pídala,
que Dios no falle en darle a usted lo que
usted pida creyendo.
Lo que pidáis creyendo será hecho, dice.
Glorias a Dios.
Si estáis
en mí y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queráis y se os dará.
Alábalos, que él le ama.
Todo,
especialmente lo que le conviene.
Apóstol Pablo dice, deseo
que todos hablen en lengua,
porque el pueblo se edifique,
se aviva la fe,
se llena el pueblo
de bendición.
Y eso es decisivo para que en el rato usted vuele,
porque los que se
van en el rato son gente convertida de todo corazón.
Y el que está convertido de todo
corazón está lleno del Espíritu Santo.
Alábalos, que él vive.
Siente ríos de agua viva que
le cogen hasta por el pelo.
Alábalos, que él le ama.
Y si está lleno del Espíritu,
el amor de Dios está derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha
sido dado.
Cada amigo que está aquí,
fíjese,
amigos queridos,
que el Evangelio no es religiosita.
Religiosita tuve yo mucho tiempo y estaba más perdido que el diablo.
Alábalos, que
él vive.
Así hay cualquier disparate y cualquier maldad y contúe religión.
Ahora no, ahora
esto es un caminar con Jesús,
un andar con Dios,
una búsqueda incesante de más.
Quiero
más de ti, Señor.
Yo quiero más de ti, Señor.
Tengo hambre y sed de ti, Sama, Alíaba.
Serán aventurados los que tuvieran hambre y sed de la justicia.
Esos serán saciados.
Esto es un camino de conformismo,
un camino de gente que tiene hambre y sed de Dios,
enamorados de Jesucristo.
Ahí puede ver Jesús.
La orden apostólica,
Efesios capítulo 5, verso 18,
es embriagaos.
Oye, eso suena feo en boháchea se dice.
Pero no combino en el cual hay disolución,
sino que sed llenos del Espíritu Santo.
Óigalo, sed llenos del Espíritu.
Óigalo otra vez, sed llenos del Espíritu.
Óigalo otra vez, sed llenos del Espíritu.
Sed llenos del Espíritu.
Alábalos y adiós.
Ahí puede ver Jesús.
Dice que Pablo era un hombre muy inteligente.
Y el Espíritu Santo usaba esa inteligencia
y la preparación que él tenía.
Era un hombre muy, muy culto,
de una preparación acarénica muy vasta.
Pero no tenía la fe en eso, no.
Él dejaba que el Espíritu se hablara de eso.
Fíjese cómo Pablo compara la llenura del Espíritu con una borrachera.
Porque que se emborracha
y el alcohol se le mete por la sangre en todo el cuerpo.
Y se le mete en el cerebro y ya no puede coordinar ni los pasos.
Y pues usted lo ve que da tres pasos
para la cuneta y dos para el camino.
Alábalos, Dios les ama.
Y irá dando tumba y de momento se cae y él
no puede controlar sus propios movimientos.
Porque ha controlado el alcohol.
Y así es el que está lleno del Espíritu Santo,
que ya no es usted el que controla.
El Espíritu Santo es el que lo llenó,
llenó su mente,
llenó todo y él es el que controla.
Alábalos que él vive.
Y conviene que él sea el que controle.
Pablo
estaba siempre borracho en el Espíritu.
Y por eso decía, no vivo yo,
vive Cristo en mí.
Y decía, para mí el vivir es Cristo.
Ese es el Evangelio.
Alábalos si puede.
Bendito sea el Señor Jesús.
Y los que se quieren ir en el rapto tienen
que estar convertidos de todo corazón.
Eso implica que están llenos del amor de Dios.
Implica que están llenos del Espíritu Santo.
Y el apóstol Pablo dijo algo que no es lindo.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,
ese tal no es de él, aunque sea evangélico.
Alábalos que él les ama.
La orden apóstolica que viene derecha del cielo es,
seas lleno del Espíritu,
recibiste el Espíritu Santo.
A eso vino Cristo,
Él vino a bautizar en Espíritu Santo y en fuego.
Para que no fuéramos carnales ni mundanos,
sino espirituales y limpios,
como es Él.
Porque su novia tiene que ser como es Él.
Él no va a establecer yugos es iguales.
Alábalos, el Señor les ama.
Ni usted lo haga tampoco.
Sea bendito el Señor.
Y los que se quieren ir en el rapto tienen que estar llenos del
amor de Dios y convertidos de todo corazón,
llenos del Espíritu.
Hay un punto más
que viene como consecuencia de los dos primeros también.
Aquí todo está
ligado.
Y es que para irse en el rapto hay que vivir en santidad.
No se le vaya el gozo ahora.
Alábalos que él vive.
Él les ama.
Hay que vivir en santidad.
Mi alma te alaba Jesús.
Y Jesucristo dijo,
sed santos porque yo soy santo.
Pero si se asustó,
asústese dos veces porque mire,
Él no terminó ahí.
Dijo,
y sed perfectos porque mi Padre Celestial es perfecto.
Eso es un reto.
Yo no me atrevo a decir que soy perfecto,
pero estoy peleando por alcanzar perfección.
No estoy conforme con lo que soy ni con lo que tengo.
Estoy buscando más.
Estoy buscando más porque hay más en el Dios
del cielo de lo que yo he visto y lo que tengo.
Hay mucho más.
Estoy buscando más.
Y limpiarme más.
Y santificarme más.
Y la Biblia lo dice,
que este santo santifíquese más.
Hay más todavía.
Alábalos a Dios.
Es un camino de crecimiento hacia arriba.
No mire ni para abajo.
Mi alma te alaba Jesús.
Hay poder Jesucristo.
Parece en el rato hay que estar viviendo en santidad.
Y oiga lo que dice la Biblia.
Hebreo capítulo 12,
verso 14 dice, procurar la paz con todos
y la santidad sin la cual nadie verá al Señor.
Es palabra de Dios, hermano.
Eso no son cuentos de vieja.
Eso es palabra de Dios como está en la Biblia.
Glória a Jesús.
Mi alma te alaba Jesús.
Glória al nombre de Jesucristo.
Ahora,
cuando la Biblia habla de santidad,
oiga lo que Cristo dijo.
Y oiga lo lindo que predicaba el Señor.
Precioso.
Mateo capítulo 24,
verso 35. Se enfrentó el Señor a los fariseos
y a los escribas,
que eran los religiosos más grandes,
y gente que tenían un doctorado,
doctores de la ley,
maestros de la palabra,
conocimiento profundo,
más probablemente que todos nosotros en el
Antiguo Testamento.
Y Jesús le dirigió la palabra a eso,
los grandes líderes.
Y le dijo, escribas y fariseos,
ustedes que han limpiado el vaso en lo exterior,
y han
limpiado el exterior del vaso y del plato,
le dijo,
hipócritas,
pero vuestro interior
está lleno de robo y de injusticia.
Oye, el Señor predicaba lindo, alaba lo que Él
vive.
Y después le añadió algo más.
Le dijo,
fariseo necio, oiga qué mensaje hermoso.
Fariseo necio,
dijo,
limpia primero el interior del vaso y del plato,
y también se limpiará
el exterior.
Pero primero le dijo, hipócritas, hipócritas,
limpiaron el exterior del vaso,
lindo por fuera,
pero por dentro está lleno de robo
y de injusticia.
Y le dijo que eran hipócritas.
Y todo el que hoy en día esté así es un hipócrita también.
Alaba lo que el Señor le ama.
Y es un necio porque está perdiendo el tiempo.
¿Qué está haciendo?
¿Para qué
usted quiere ser religioso y salir al infierno?
Sea un creyente de Cristo y vayase al cielo,
al amado,
o sea, a Dios.
Mi alma te alaba, Jesús.
Pero mire la santidad que Cristo predicó,
mire la santidad
que Cristo predicó,
que se limpie primero por dentro,
para que ya esté usted lleno del
amor de Dios
y de la santidad profunda del alma y del espíritu.
Y entonces se limpie
también el exterior, dijo.
Todo, por dentro y por fuera.
Lo más importante es lo de adentro,
eso tiene que ser primero,
porque eso es lo que se salva.
Eso es lo que se salva o se
va al infierno, una de dos.
Pero lo de afuera es importante porque es templo del Espíritu
Santo.
Esto es templo del Espíritu Santo.
Esto es una casa donde Dios vive conmigo.
Alaba lo que el Señor le ama.
Tú es el que tiene el Espíritu Santo,
tiene dos habitantes
en este cuerpo, dos, usted y el Señor.
Alaba lo que él vive.
El poder es Jesucristo.
Somos habitación de Dios.
Si tiene el Espíritu, si no, no.
Y cuando estábamos en el mundo y en el pecado,
esto era habitación de otro,
que nos impulsaba a robar,
nos impulsaba a mentir,
nos impulsaba a matar,
nos impulsaba a adulterar,
nos impulsaba a todos los malos aquí abajo.
Él se habitaba aquí adentro, conmigo.
Y yo no tenía fuerza para resistirlo.
Pero cuando me convertí a Cristo,
lo echaron para afuera
y cuando me llenó del Espíritu Santo,
se metió el Señor dentro de mí.
Aquí estoy yo ahora.
Ahora yo soy el que voy a dirigir este templo.
Alaba lo que él vive.
Bendito sea su nombre.
Para irse en el rapto,
hay que estar lleno del amor de Dios.
Hay que estar lleno del Espíritu Santo.
Y como consecuencia de esa llenura,
usted se llena del amor de Dios.
Pero también como consecuencia de la llenura del Espíritu Santo,
usted se va a mover en santidad,
porque se le va a dar,
se lo va a limpiar y lo va a santificar a usted.
Alaba lo que él le ama.
Bendito sea el Señor Jesucristo.
Ahora,
fíjense que Cristo dijo claro a los fariseos,
le dijo claro,
límpiense primero por dentro.
Eso incluye alma y espíritu.
Quiere decir que sus anhelos,
que se manifiestan a través de su alma,
tienen que ser anhelos espirituales,
como los de David.
Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios vivo.
No de un Dios de madera que coge polilla,
eso no era.
Del Dios vivo.
Bendito sea el Señor Jesús.
Y todos sus anhelos deben ser espirituales y puros y limpios.
Muy distinto de cuando éramos impíos.
Pero su espíritu, su espíritu, que ese es usted,
usted es un espíritu que está aquí adentro de este cuerpo.
Y ese espíritu tiene que manifestar
la naturaleza de Dios a través de él.
Si es que es santo y es convertido.
Y la naturaleza de Dios es amor.
Y de ese amor salen todos los frutos del espíritu.
Macedumbre,
fe,
templanza, que es una voluntad poderosa.
Venga el diablo con la tentación.
Diablazo, te equivocaste el cliente.
Tengo autoridad sobre ti,
te gasto y te echo fuera.
¡Fuera!
Paciencia,
que soportamos cualquier cosa con tal de
que no se escandalice la obra de Dios.
A nadie lo que él le ama.
Macedumbre,
gloria al Señor Jesucristo.
Todos son los frutos del espíritu que se manifiestan
cuando usted está lleno del espíritu santo.
Entonces el espíritu está en santidad,
su alma tiene anhelos santos.
El espíritu está santo por dentro.
Y entonces hay que limpiarse por fuera también.
Eso no le gusta a mucha gente,
pero a usted le gusta la Biblia.
Hasta los fariseos se lo dijo,
él no le dijo que estaba mal que se limpiaran por fuera.
Lo que le dijo que estaba mal y era una hipocresía y era una necedad,
que ostentaran por fuera a ser muy cristianos y muy religiosos
y muy convertidos.
Y por dentro
le dijo que eran como esos sepulcros que
lo que tienen es hueso adentro podrido.
Habla de lo que él vive.
Sepulcros blanqueados, le dijo.
Blancos por fuera y negros por dentro.
Con peste a muerte por dentro.
Que sí,
que lo que estaba mal no era que por fuera lucieran limpios,
lo que estaba mal es que estos eran sucios por dentro.
Y si quisieran hacerle ostentar a la gente que eran religiosos,
eran unos hipócritas.
De eso hay muchos hoy en día también.
Al habla lo que le ama.
Mi alma te alaba Jesús.
Ahora,
como Jesús dijo estas palabras,
oiga con cuidado esto,
y pónese el cinturón de seguridad.
Como Jesús dijo estas palabras claras y precisas,
hipócrita fariseo,
limpiar primero el interior del vaso y
después también se limpiará el exterior.
Hay que limpiar por dentro primero y
después hay que limpiar por fuera también.
Porque por fuera,
dice la Biblia,
que somos cartas abiertas donde la
humanidad ve en nosotros a un cambio.
Algo que dice esta gente distinta.
Porque supone que usted no es de abajo,
es de arriba,
pues no va a lucir igual que los pecadores.
Por fuera ni por ningún lado,
al habla lo que él vive.
Y oiga esto con cuidado.
Yo estaba apartado en ayuno,
hacía días,
solo, encerrado con el Señor.
Lloraba,
clamaba buscando bendición del cielo.
Y el último día del ayuno,
Dios me habló un mensaje para su pueblo.
Me dijo, dile a mi pueblo,
oígalo y métaselo en el corazón,
hombres y mujeres.
Dile a mi pueblo que no imite las modas de los pecadores.
¡Azamaya sola!
Le estoy diciendo, Dios me habló.
Para yo decir Dios me habló,
tengo que estar bien seguro.
Porque si no me habló y digo eso,
soy un mentiroso.
Lo voy a repetir por si acaso no le gustó.
Oígalo bien.
¡Azamaya sola!
Esto es mensaje de rapto,
esto es mensaje de últimos días,
esto es mensaje del tiempo del fin.
No son los fariseos los que se van.
Son los creyentes limpios por dentro y por fuera,
por todos lados.
¡Alabados a Dios!
Mi alma te alaba Jesús.
Y el Señor me habló esto,
pero en detalles,
hermano.
Que se los voy a traer completos.
Dile a mi pueblo que no imite las modas de los pecadores,
porque esas modas están puestas por impíos,
que muchos son homosexuales y que todos son enemigos míos.
Mi alma te alaba Jesús.
Se ha bendito el Señor Jesucristo.
¡Ay pobre Jesús!
Ahora,
el Señor me ha llevado estas palabras, me dijo,
y especialmente,
dile a mis pueblos de lo que es inmoral en esas modas de los impíos.
La parte inmoral,
la que a Dios le inquieta,
porque es la parte que es pecado
y que va a enviar al infierno a millares de personas.
Y que provoca a otros a pecar y a perderse.
Quiere decir que la limpieza de afuera,
lo que me intensificó,
me dijo,
dile a mi pueblo de estos puntos que son inmoralidades,
pecaminosas, que provocan a otros a perderse.
Mi alma te alaba Jesús.
¡Ay pobre Jesús!
Y me nombró cuatro puntos,
hermano,
cuatro puntos.
Vamos a nombrar los cuatro.
Primero,
que la mujer y el varón también,
pero esto aplica quizás más a la mujer todavía que al varón,
haga lo que dice la Biblia, vista honestamente.
Es una palabra que la entiende cualquiera.
Honestamente,
en palabra sencilla,
lo que dice la Biblia,
que no muestre la vergüenza de su desnudez.
¡Varones y mujeres!
No se crean los varones,
pongan mirar a las hermanas en la mano.
Miren ustedes también,
cabezón,
alaben porque Dios les ama.
¡Bendito sea Dios!
Exactamente lo mismo es que la dama aparezca con poca vestidura,
siendo evangélica,
y un traje bien corto y siguiendo sus carnes.
Eso provoca a muchos varones a codiciarla.
Y el varón que la codice mujer ya cayó en
adulterio con codiciarla en su corazón usted,
porque ese es el Nuevo Testamento,
no es como en el viejo.
Ahora Cristo dijo,
si codicia a una mujer en su corazón,
ya adulteró con ella.
Eso es así, hermano.
Entonces usted,
mujer,
no puede provocar a los varones,
porque si el varón cae en ese pecado
de codiciarla usted en su corazón,
y ahí mismo está en adulterio,
usted está en adulterio también,
mujer,
porque usted lo hizo partícipe a él de esa tragedia.
Usted es la responsable.
Están los dos en adulterio.
Y usted no lo sabe porque usted no sabe lo que está anhelando allá,
pero usted está delante de Dios en el asunto.
Dios sí lo sabe.
Sonríase que el Señor le ama.
La Biblia lo dice,
lo dice,
y hablando del rato,
hablando del rato,
el Señor dijo,
vela,
vela,
que vengo como ladrón,
guarda tus vestiduras espirituales y materiales,
que no pases por la vergüenza de mostrar la vergüenza de tu desnudez.
Eso está en la Biblia, hermano.
El pueblo de Dios,
hermano,
es un pueblo de arriba,
es un pueblo santo,
es un pueblo limpio.
El pueblo pecador es otra cosa.
La Biblia dice,
no toquéis lo inmundo y yo te acogeré,
y seré para ti padre,
y tú serás para mí hijos e hijas,
dice el Señor tu Dios.
No toquéis lo inmundo, dice.
¿Y de dónde salen esas modas de la mujer
tener un traje por acá arriba y se llevan
todas sus carnes?
Del mundo.
Son modas mundanas.
¿Cuándo, cuándo?
Óigame bien, hermano, ¿cuándo?
Yo trabajé de profesor de escuela desde ahí,
antes de comenzar la década de 50.
¿Cuándo había una mujer que yo me
acuerdo en esa época que vestía así?
Ni una.
Ni las mujeres, ni las prostitutas vestían así.
Sonríe si se puede.
No, hermano,
los que están aquí,
que vivieron con adultos en esa década de 50,
saben que estoy hablando la verdad.
Y solamente las prostitutas que tenían trajes
largos se atrevían a pararse en las esquinas y
levantarse el traje para provocar a los varones.
¿Para qué?
Para provocar a los varones.
Eso lo hacen montones de mujeres evangélicas hoy en día.
Pero ¿y en qué rato se van a ir?
Para irse en el rato hay que vivir en santidad.
Sin
santidad nadie verá al Señor.
Ahora veros si puede.
Pero según, según es desagradable a Dios
que la mujer no cubra, no cubra cuidadosamente
su cuerpo,
también es desagradable que el varón lo haga.
Y montones de varones evangélicos
están en los jardines sin camisa exhibiéndose allí
a media ropa delante de la gente.
Varón, ¿y usted?
¿Usted no es varón de Dios o es un pivo usted?
¿Qué es usted?
Y están en pantaloncitos cortos hasta acá arriba
y algunos son hasta pastores y evangelistas.
Ahí está lo que él vive.
No, hermano, cúbrase,
cúbrase, varón.
No es la mujer sola,
es la iglesia de Jesucristo,
es el cuerpo de Jesús que es un...
¡Asamalaya, asama!
¡Narra, sahal y aba!
Así dice el Espíritu Santo,
es el cuerpo de Jesús el que usted desnuda,
es el cuerpo de Jesús el que usted
exhibe en la vergüenza de su desnudez.
¡Varón y mujer, alabados de Dios!
Porque usted es el cuerpo de Jesús y tiene el Espíritu Santo.
¡Glorios a Dios!
Estamos hablando del rapto, hermano.
Y estamos hablando en amor de Dios.
Y estoy hablando de lo que Dios me habló a mí encerrado con el sol.
No para ofender a nadie,
ni criticar a nadie,
ni insultar a nadie,
no,
para que usted se arregle,
porque lo amamos y queremos que se arregle.
Y que se prepare para el rapto,
usted está peleando por el rapto,
está peleando por el rapto,
es el rapto.
¡Alabados a Dios el que queremos volar en
él! No podemos permitirnos que ninguna,
ninguna cuestión transitoria nos robe esa bendición tan grande.
Mi alma te alaba, Jesús.
Jesús es un punto,
el descubrir nuestras carnes.
Mírese, en el Antiguo Testamento,
usted sabe la maldición que le cayó a uno de los hijos de Noé,
porque descubrió la desnudez de su papá.
¿Que tú conoces la Biblia y saben eso?
Mientras que los otros dos miraron de espaldas,
se fueron de espaldas porque no querían mirar la desnudez de Noé,
que se habían borrachado.
No es que se hayan borrachado,
es que le faltan los bocachones.
Y entonces fueron y lo cubrieron.
Pero aquel que miró la desnudez y se quedó mirándolo,
le cayó una maldición terrible.
En el Antiguo Testamento,
¿cómo será ahora que Cristo dijo ser santo porque yo soy santo,
ser perfecto porque mi Padre Celestial es perfecto?
Alábedo que él vive.
Límpiese
primero el interior del vaso, primero.
Pero también se limpiará el exterior,
dijo Jesús.
Pero de afuera,
el Templo del Espíritu Santo,
¿cómo va a estar usted varón?
Usted varón.
Con el Templo del Espíritu Santo y unos pantaloncitos acá arriba.
Exigíamos tanto a la gente que
impida que pase por la calle.
Y sin camisa acá arriba.
Cúbrase.
Tráela cubierto completo
para que sude más.
Sorríase que es saludable para usted.
¡Hay poder en Jesús!
¡Cristo viene!
¡El fin se acerca!
¡Bendecidos a Dios!
¡Nos amas haya soba!
Ese es el número uno.
Ahora, el número dos.
El número dos.
El señor le mostró.
Dile a mi pueblo que no imite las modas de los pecadores.
Esas modas de trajes pegados al cuerpo
que no se pueden ni mover las mujeres.
Que exhiben la forma de su cuerpo provocativamente a los varones.
Y así están en las iglesias.
Y así van a dirigir un culto al frente que no se pueden ni mover.
Es una inmoralidad.
Montones de varones tienen los ojos puestos en usted.
Muchos que son carnales están codiciando.
Y se va a limpiar el nueve y usted también.
Alabre que el Señor le ama.
Bendito sea el Señor Jesús.
Número tres.
Esos trajes modernos,
moda puesta por impíos,
por hijos del diablo.
Usados por Satanás para corromper las mujeres.
Con los trajes partidos por detrás,
faldas rajadas por detrás.
Que según camina van mostrando las canas.
Ninguna hermanita que tenga eso no se enoje conmigo.
Pero cuando llega a su casa esta noche,
mire,
cózalo,
cózalo ligerito.
Señor, lo voy a coser para ti, para ti.
Alabre que él vive.
Lo que estamos hablando lo hablamos en amor de Dios,
porque queremos que usted se vaya en el rapto.
Que usted no sea instrumento usado por el
diablo para provocar varones a codiciarla.
Y que se vayan a perder en ello.
Y después le caiga el juicio de Dios en sí.
Bendito sea Dios.
La Biblia dice que la mujer vista honestamente.
Mire hermano,
y dice, como aquellas santas mujeres
que vestían honestamente porque esperaban en Dios.
Así tiene que la mujer de hoy en día vestir.
¿Y para quién usted va a vestir mujer?
Usted no tiene un novio.
Que se llama Jesús.
Bendito para Él.
Porque Él es santo.
Alabre que Él vive.
Él es santo.
Sonríase que el Señor le ama.
Hipófere Jesús.
Hay un cuarto punto.
Y agájese bien.
Porque en ninguno Dios me dio tantos
detalles como en este cuarto punto.
Óigalo.
Y acuérdese cualquier dama que esté aquí convertido o sin convertir.
Esto es en amor de Dios para usted.
Porque Dios la ama y yo también.
Y queremos que en el rato usted vuele.
Nada le impida a usted el vuelo.
Nada.
Estamos llamados a crecer, hermano.
Y llamados a limpiar nuestras vidas más.
Y la Biblia dice que el que esté santo santifiquese más.
Y el que esté limpio, limpiese más.
También dice que el que esté sucio,
si,
pero no quiere limpiarse,
pues ensuciese más,
dice.
Eso lo dice la Biblia.
Pero no, esa no es la actitud.
No es ensuciarme más, es limpiarme más.
Yo quiero ser limpio para volar con el Señor.
Pero oiga el número cuatro.
El Señor me mostró, dile a mi pueblo
que el pantalón en las mujeres no es moda mía.
Pero oiga, oiga esto.
Oiga los detalles que Dios me habló, hermano.
Los detalles.
Los detalles que me habló.
Me dijo,
las líneas femeninas del cuerpo de la mujer
no son las líneas del cuerpo del varón.
Y el varón en un pantalón se luce normal,
pero la mujer se mete en un pantalón y luce súper provocativa.
Y codiciable más al varón que en un traje honesto,
sencillo,
como deben usar las damas.
Al amado sea Dios.
Ahora,
fíjense que esto es la apostasía de los últimos días.
Cuando yo comencé a trabajar de profesor de escuela,
no había una mujer con pantalones en ningún sitio.
Y cualquier mujer consideraba eso una inmundicia y una inmoralidad.
Ahora,
es al revés.
Es rara la que no tiene los pantalones.
Y oigan esto.
Yo tengo un
libro donde habla en detalle de la primera
mujer que usó pantalones por encima de las
autoridades en Cuba.
Y era una comunista atea.
Y se puso los pantalones para darle duro a
las autoridades,
porque las autoridades en Cuba metían a la cárcel cualquier mujer
que apareciera en pantalones en la calle.
Mire, mire la diferencia de las actitudes
de esos días ahora
a cómo ha descendido el mundo últimamente.
Y esa mujer se puso
los pantalones por encima de todo el mundo
y de ahí para adelante comenzaron mujeres
a imitarla.
Hasta ahora.
Una atea, la primera que los usó.
¿Quién puso la moda?
El diablo.
¿No son pantalones que usted tiene, mujer?
¡Quémelo!
La idea es que la mujer vista honestamente,
vestido de mujer,
y que la mujer no vista como
el varón, ni el varón como la mujer.
Eso está en la Biblia.
Ustedes ven montones de
homosexuales vestidos de mujer.
¿Y cómo se visten?
Con traje.
¿Saben que eso es lo
típico de la mujer?
Eso no saben los homosexuales.
Y se ponen un traje de mujer,
con falda y todo.
¿Sonríe si se puede?
Pero cuando Dios los liberta,
se ponen los pantalones holandés,
queman esa ropa.
Porque no es al revés, es al derecho.
Alámenlo que él vive.
¡Se ha bendito el Señor Jesucristo!
Piense cada mujer aquí en María.
¿Cómo pensaría usted?
¿Podría usted concebir
a María,
a la madre de Jesús,
en unos pantalones?
¿O con una falda acá arriba?
No, hermana,
usted es más inteligente que eso.
Sea como María.
Yo no adoro a María, ni le hago estatus
a María, porque María es mi hermana,
que murió en Cristo y está esperándome allá
arriba en el paraíso,
vestida de blanco,
en espíritu.
Pero sí recomiendo que imiten
a María,
como Pablo decía,
sed imitadores de mí,
decía Pablo,
sed imitadores de mí,
como yo de Cristo.
Pues sean imitadores de María las mujeres,
y los varones sean imitadores
de Pablo, que usted ve todo lo de Pablo ahí.
Yo soy imitador de Jesucristo porque yo veo
a Cristo en mi comunión con Él continuamente
y quiero imitar mejor al Señor.
Pero si imita
a Pablo,
imita a Cristo,
porque Pablo era igualito que Jesús.
Y lo dijo.
Estaba tan
libre en el espíritu que lo dijo.
Sed imitadores de mí,
como quien dice,
a mí me ven todos los días,
imiten más a mí.
A Jesús no lo están viendo.
Que si me imitan a mí, van a ser igual que él.
Porque Pablo vivía y lo decía,
para mí el vivir es Cristo.
Alábele, que el Señor le ama.
Mire, ni la magdalena,
que fue más mala que Belcebú,
después que se convirtió,
ya no era una ramera,
era la sierva del Señor.
Y era una de las santas mujeres que vestían
honestamente esperando la redención que venía.
Alamado sea Dios en Cristo Jesús.
Glorias a Dios.
¡Cristo viene!
¡El fin se acerca!
¡Povenoso Dios!
¡Ay, poder Jesucristo!
¡Mi alma te alaba, Jesús!
Queremos el rapto,
hermano,
hay que moverse en la Biblia.
Queremos el rapto, hay que moverse en santidad.
Queremos ir en el rapto,
hay que llenarse del Espíritu Santo.
Queremos ir en el rapto,
hay que moverse en amor de Dios.
Y el amor de Dios no se irrita,
ni se molesta.
Hay evangélicos que le dicen cualquier cosita que no le gusta,
ya por una trompa que parece un elefante.
Y se le olvidó que los elefantes no entran a Jeno en los cielos.
Alá, lo que Dios le ama.
¡Bendito sea su nombre!
¡Aleluya!
Se ha glorificado el nombre de Dios.
Hermano, el mundo está en apostasía.
El mundo está corrompido hasta la saciedad,
podrido hasta la saciedad.
Pero usted,
si es
creyente,
está en el mundo,
pero no es del mundo,
usted es de arriba.
Usted tiene que
sentir como los de arriba.
Usted tiene que moverse como los de arriba,
conforme a la
palabra de Dios,
que es la ley para los de arriba,
y los que estamos aquí como
extranjeros todavía,
como peregrinos,
en una labor que Dios tiene sobre nosotros.
Mi alma te alaba, Jesús.
Sea bendito al nombre de Dios.
Alá, lo que Él vive.
Gloria al nombre de Jesús.
A los fariseos se los dijo, fariseo necio,
limpia primero el interior del vaso,
y también se limpiará el exterior.
Que sí,
usted limpiese por dentro,
porque eso es lo que se salva o se condena.
Pero usted es una carta abierta,
dice la Biblia,
donde la humanidad vida y ve la gloria de Dios.
Y la humanidad no lo ve por dentro usted,
Dios sí lo ve por dentro,
la humanidad lo ve por fuera.
Sea bendito, Señor Jesucristo.
Mi alma te alaba, Jesús.
Son días decisivos,
son días malos,
son días postreros,
todo está cumplido,
el rapto ocurre en cualquier instante,
en cualquier momento,
es sólo una trompeta que te apunta a sonar allá arriba,
y el pueblo preparado volará como águilas para el reino celestial.
Gente que están viviendo la Biblia desaparecerán de esta tierra.
Desapareceremos de esta tierra, óigalo.
No se pierda eso por nada.
Y que el amigo oiga ahora con cuidado esto.
Oiga la Biblia de ese rapto.
Primera de Tessalonicense,
capítulo 4,
verso 16,
dice que sonará la trompeta arriba,
y a la voz del arcángel,
un arcángel va a gritar con voz de mando,
y al son de la trompeta de Dios, dice,
el propio Jesús descenderá del cielo.
Mire que viene, han abierto el bibel.
Pero a qué viene.
Oiga cómo a lo que viene coincide en forma detallada,
coincide en forma detallada con lo que estamos hablando.
Viene a buscar una iglesia sin manchas ni arrugas,
una iglesia gloriosa,
una iglesia inmaculada,
una iglesia santa,
alábelos,
eso está en la Biblia.
Nada inmundo entrará, dice la Biblia.
Pues no imite las modas mundanas ni esté pendiente del mundo,
no,
esté pendiente de Dios.
Nada inmundo entrará,
limpio por dentro y limpio por fuera.
Sonará la trompeta y usted volará.
Mire lo que el apóstol Pablo dice sobre esto.
Primera de Tessalonicense, capítulo 5,
verso 23.
El apóstol dice que el propio Dios
de la paz te santifique plenamente,
completito,
que vuestro espíritu,
vuestra alma por dentro y vuestro cuerpo por fuera,
se han encontrado
irreprehensibles para la venida del Señor Jesucristo.
Mire para arriba,
que Él viene,
mire para arriba,
que Él viene,
viene,
el Rey viene,
el Rey viene,
una iglesia sin manchas,
una iglesia sin arrugas,
una iglesia santa,
una iglesia gloriosa,
una iglesia inmaculada, se va, alabados de Dios.
Nada inmundo entrará.
Saque el corazón del mundo ya,
hermano,
que usted no es de abajo,
usted es de arriba.
Métese el corazón en el reino de los cielos,
si quiere volar.
Si no se vale el vuelo.
Se ha bendito el Señor Jesús.
Y oiga,
el propio Jesús descenderá de arriba,
y cuando Él venga descendiendo dice que
nosotros los vivientes que quedemos,
nosotros los vivientes que quedemos,
seremos arrebatados en nubes hacia el aire,
en el encuentro del Señor,
y así estaremos siempre con el Señor.
¿Usted sabe lo que es esa experiencia?
Que usted va a sentir que los pies se levantan de la tierra,
y empieza a elevarse,
y usted dice, pero ¿cómo?
Yo no puedo,
si me levanto me caigo,
me caigo del piso.
Sí, pero es con esto que uno puede.
Pero dice que es un abrir de ojo,
un abrir de ojo.
Cierra los ojos y ábralo para que vea.
Un segundo,
este cuerpo mortal será transformado en cuerpo inmortal,
este cuerpo corruptible será transformado en cuerpo incorruptible.
En un segundo.
¿Cuánto tienen ese Dios?
Pues obenezca ese Dios,
que ahí está la victoria.
Alabándose a Dios.
Mi alma te alaba Jesús.
Se ha bendito el nombre de Dios,
y en ese cuerpo volaremos hacia las mansiones celestiales.
Y
un viaje sin escala hasta que lleguemos al mismísimo trono de Dios.
Jesús al frente y nosotros detrás de Él.
Nos encontraremos en el aire con Él.
¡Qué clase de fiesta es, hermana!
Y hermano,
cuando nosotros arriba veamos al Señor con los brazos abiertos,
¡bienvenido,
hijos míos!
¡Para arriba!
Que mi Padre nos está esperando.
¡Gloria a Dios!
¡Ey, pobre Jesús!
¡Se
ha bendito el Señor Jesucristo!
Mi alma te alaba Jesús.
Ahora, oiga esto con cuidado y terminamos.
Cuando Dios me llamó a predicar,
me llamó a predicar especialmente este mensaje,
el del
trato de la iglesia.
Y me dio en una ocasión una visión y
yo me vi predicando como en esta noche
a un grupo grande, así frente a...
no había grada, pero como los que están abajo.
Y yo pude ver en aquella revelación cuando
yo abrí mi boca y el Espíritu comenzó a
hablar por mi boca al pueblo.
Y decía,
¿con qué compararemos el rato de la iglesia?
Es semejante a un agricultor
que tiene una finca
y que encuentra
que algunos de los frutos
han madurado primero.
Y dijo, ¡he de recogerlos!
Porque podrían caerse y podrían perderse.
Ese es el rato.
Frutos maduros,
primicia de la cosecha,
que se van.
Y dijo, o he recogerlos,
ese es el rato,
porque podrían caerse y podrían perderse,
porque lo que viene después del
rato es la gran destribulación donde si Cristo
no la corta los días ninguna carne escapará.
Y él dice,
no,
esos que han buscado de corazón,
que están maduritos,
me los llevo.
Frutos maduros se van.
Al hablo que él vive.
Pero el mensaje no terminó ahí.
Y el Espíritu de Dios decía,
¿y con qué compararemos el resto del
pueblo que se queda en la tierra?
Serán semejantes a náufragos
que se han quedado en una isla desierta y que día
a día esperan una nave que venga a recogerlos.
Se quedaron abajo.
Multitudes.
Y enfrentarán al anticristo.
Y al anticristo le será dado
hacer guerra contra ellos y vencerlos.
Y los que mantengan la fe serán desgollados por
causa de las palabras de Dios.
Y se irán sin cabeza para allá.
Al hablo que él vive.
Y los que no puedan resistir,
porque nadie podrá ni comprar ni vender si no se rinde
al anticristo,
lo sellará el anticristo y serán sellados para muerte eterna.
Por eso
hombre infernal.
Los que resistan
se irán como mártires para arriba.
Millares de personas
perderán la vida terrenal pero escaparán.
Eso es lo que viene.
Ese es el rato de la
iglesia.
Un grupo de hombres y mujeres que han
madurado porque están buscando a Dios
con toda su alma y con todo su espíritu.
Porque están convertidos de todo corazón
con ayuno,
con lloro,
con lamento,
que madrugan a orar,
que su mente esté en Cristo.
¡Alabados a Dios!
Había un grupo de jóvenes
en un pasadía
en Puerto Rico, en un campo.
Y estaban allí buscando de Dios.
Pasadía de cristianos, ¿no?
Algunos pasadías mundanos que hacen algunos
evangélicos en las playas y las mujeres en
trajes de baño.
¿En qué rato será que se irán?
Cuando el diablo haga un rato se
van.
Alabados, que el Señor les ama.
Ahí estaban esos jovencitos buscando a Dios y
orando y en ayuno todo y en la palabra y estudios y demás.
Y cuentan ellos que de
pronto tiraron una fotografía al grupo.
Se marcharon ya a la tarde y se fueron.
Y se
aparecieron todos en una madrugada que estábamos
orando en las oficinas del ministerio nuestro.
Y cuando terminó el periodo de oración me dijeron,
antes de que se vaya,
hermano,
traemos una fotografía para enseñársela.
La tiramos en un pasadía que teníamos cuando terminábamos ya,
tiramos la foto.
Y yo agajé la foto y digo,
¿y dónde están ustedes?
Ustedes no salieron aquí.
Ah,
por eso fue que les trajimos la foto,
para que la vieran,
que nosotros no salimos.
¿Y quién salió?
Un grupo de figuritas vestidas de
blanco que iban subiendo hacia arriba,
hacia el cielo.
La juventud que se va en el rapto,
la juventud que está buscando a Dios,
que se van.
Alabádose a Dios, joven.
Busca a Dios con toda tu alma,
que te van a levantar,
no te van a dejar aquí abajo.
Alabádose a Dios.
Bendito sea el Señor Jesucristo.
Me contaba una jovencita,
miembro de una iglesia
pentecostal en Puerto Rico,
me decía,
hermano,
tuve una experiencia y estoy temblando,
siento
una tristeza tan grande.
Le dije, ¿qué te pasó?
Dije, yo oí esa trompeta cuando sonó,
conmovió el espacio.
Y vi,
hermanos,
a las iglesias que empezaron a subir,
iban levantándose.
Y yo sentí cuando comencé a levantarme,
iba subiendo,
de pronto cuando iba a cierta
altura, caí otra vez en la tierra.
Me dijo, y oí la voz del Señor cuando me dijo,
por
cuánto tú estás tibia,
te has quedado.
Alábelo que él vive.
Eso está en la Biblia,
el Señor lo dijo,
a los tibios los vomitaré por mi boca.
Estaban en el cuerpo y los echaron
para afuera,
con esa trompeta, fuera del cuerpo.
Y lo que se va para el cielo es el cuerpo
de Jesús.
Hombres y mujeres que están ahí,
pegaditos con el Espíritu Santo y fuego en
el cuerpo de Cristo, eso es lo que se va.
Entonces esa multitud de cristianos tibios
hoy en día que están a media,
se quedan aquí abajo.
No se quede, busque a Dios con
toda su alma y con todo su espíritu.
Si esto es tan grande como usted va a perder una maravilla
como esta,
¿cómo va a perder una maravilla como esta?
Usted no va a perder esto por nada,
usted es inteligente,
avance y busque a Dios,
busque a Dios con todo.
Que el que le busca
con toda su alma y todo su espíritu,
él será encontrado.
¡Glorias a Dios!
¡Esta
es su noche!
Y a la voz del Arcángel y al son de la trompeta de Dios,
el propio Jesús
descenderá del cielo.
Y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Y nosotros los vivientes
que quedemos,
seremos arrebatados en nubes hacia el aire al encuentro del Señor.
Y así
estaremos siempre con el Señor.
¡Glorias a Dios!
Vamos a cerrar nuestros ojos,
inclinemos
nuestras cabezas y cada hermanito
y cada amado amigo,
mire al Señor.
Padre, he predicado
Tu Palabra.
Tu Palabra es la única verdad en este mundo perdido.
Tu Palabra es la única
voz de esperanza.
Y mira cada amigo que está aquí con nosotros,
Tú los has traído porque
Tú los amas.
No permitas que ni uno solo de ellos se vaya a ir sin Cristo de aquí.
Yo me conserto en esto,
Padre,
con todos Tus siervos que están aquí a mi lado y Tus siervas
que están aquí a mi lado.
Me conserto con ellos ahora,
reclamándote todo,
querido amigo
que está aquí,
que Tú has traído porque Tú los
trajiste aquí en esta noche a salvarlos,
que ni uno solo se vaya a ir sin salvación,
que Tú los ayudes,
Tú los ayudes y rompas
todo plan del diablo para impedirle.
Todos los que quieren aceptar este Cristo maravilloso,
yo quiero orar inmediatamente por ustedes.
Oración de fe por vuestra eterna salvación.
Los que quieren esa oración
por salvación eterna para su alma,
solamente levanten su mano de ahí de donde están.
Yo quiero inmediatamente orar por Ti. Dios te llama.
Dios bendiga las muchas manos que se levantan aquí a mi lado
y muchas manos allá al frente
y muchas manos acá en este lado.
Damos gracias a Dios.
Damos gracias a los hermanos que se levantan allá arriba.
Damos gracias a Dios.
Todos los que están ahí al frente que van a aceptar a Cristo,
póngase de pie ahí donde usted está y camine para acá unos pasitos
hasta que llegue aquí al frente que el Señor lo está esperando ahí.
Lo está esperando con los brazos abiertos y el que a él viene,
él no lo echa afuera.
Esta es noche de victoria.
Dios bendiga las almas que pasan,
Dios bendiga la joven que pasa.
Damos gracias a Dios.
Amén.
Los que pasaron al frente,
entiendan claro,
en el instante en que ustedes aceptan a Cristo así públicamente
y lo hacen de todo corazón,
inmediatamente el Señor los perdona,
eso es instantáneo.
Su sangre limpia el más mínimo pecado.
Se cumple lo que dice la Biblia, usted pasa
de la muerte a la vida.
¿Cuántos de los que han pasado al frente aceptan ahora de todo
corazón
a Jesucristo como único y suficiente Salvador?
Levanten la mano alta a los que
la aceptan.
Gracias, Señor.
Mantienen la mano levantada.
Voy a orar con ustedes en
un minutito.
Gloria a Dios.
Hay poder en Jesús.
Gracias, Jesús.
Gracias, Señor.
Amén.
Los que están al frente, vamos a orar conmigo.
Oración de fe por vuestra salvación.
Mantienen
su mano levantada y repitan conmigo en voz bien alta
la oración por vuestra salvación.
En voz bien alta,
oremos,
amado Dios,
acepto a Cristo ahora mismo como mi único Salvador.
Te acepto Jesús públicamente,
no me avergüenzo de ti.
Perdona mis pecados,
entra en mi corazón,
cambia mi vida,
lávame en tu sangre y ayúdame
que yo permanezca
firme en tu camino,
firme en la iglesia,
que sea bautizado
y que sea
lleno del Espíritu Santo.
Creo en ti, Jesús,
y soy salvo,
soy salvo ahora.
Creo en ti,
y tu sangre limpió mis pecados.
Amén.
Gloria a Dios.
Bendito sea el Señor.
Aleluya.
Gloria a Dios.
Cada persona donde usted está,
pegadito de usted,
está el Espíritu Santo.
Ese es el que sana.
Si desvía la fe de Él,
no te va a tocar ni aunque llore cien veces por ti.
Tenga la fe en el Dios que sana,
no en el hombre que está acá.
Y ahí Dios va a honrar tu fe y te va a sanar.
Sea confianza decisiva.
Yo voy a orar con todo mi corazón por ustedes,
pero la fe de usted no es en el hombre,
es en Jesucristo que llevó esa enfermedad ya por usted en
su propio cuerpo.
Hermanita, me dijiste que tienes un quiste.
Aquí me duele el seno.
Lo puedes tocar ahí,
ahí en el pecho, lo puedes tocar con la mano.
Sí, ten confianza.
¿Tú crees que Dios te lo puede
desaparecer?
Claro que sí, yo le he pedido mucho a Él.
Amén.
Y el dolor que tengo aquí en el estómago
muy fuerte.
Y cualquier otra cosa que tenga te lo quita también.
Pero vamos a consultar en el quiste
que si se va eso, se va lo demás también.
Solo cree.
¿Tú tienes la mano puesta ahí?
¿Lo estás tocando ahí?
Amén.
Fíjate bien.
Y los que
están aquí estén alerta porque lo que yo le
voy a hablar a ella es para ustedes igual.
Yo voy a hablar la palabra de Dios.
Cuando yo diga por su llaga fuiste y sanada,
tú
levantas las dos manos y le dices por esa palabra me sané.
Que cuando baje la mano
no vas a encontrar el quiste.
El Señor te lo va a desaparecer.
¿Tú lo crees?
Claro que sí.
Amén.
Yo lo creo también.
Los que están aquí tengan esa confianza.
Cuando Dios grite por su llaga fuiste y sanado,
levantas las dos manos, me sané por esa palabra.
Y cuando lo hable con esa seguridad baja y busca lo que lo que tenía.
Que Dios esté
ahí para sanarle.
Los que están aquí abajo igual.
Cuando Dios grite por su llaga fuiste
y sanado, levantas las dos manos, las dos,
y le dices por esa palabra me sané.
Que el Espíritu de Dios va a honrar tu fe y tu
confesión de fe y te va a tocar y te va a sanar.
Oramos, Padre bueno.
Creo en ti con todo mi corazón, Padre.
Estoy seguro que tú no fallas en esta noche en manifestar tu gloria
a estas
vidas que han pasado con una u otra enfermedad.
No dejo uno solo que tú no toques en esta noche.
Mira esta jovencita, Padre.
Se quiste.
Cuando yo hable la palabra se lo desaparece y no queda
ni vestigio de él.
Y yo lo creo con todo mi corazón.
Ya está creyendo en ti.
Igualmente los
que están aquí en la plataforma,
Padre,
cuando hable tu palabra,
tócalos y no deje ni un cinto.
Mira qué gloria para ti.
Ahora mismo, Padre.
Para gloria tuya.
Para gloria tuya.
Digo, Padre, creyendo.
Creo con toda confianza en ti porque eres Dios de amor,
de misericordia y todo poderoso.
Digo creyendo,
Padre,
en el nombre de Jesucristo que llevó a
esos quistes y tumores y enfermedades.
En el nombre de Jesús.
Y por su llega,
fuiste ensanado.
Levanta las manos y dale gracia.
Las dos manos, las dos manos.
Levanta, dile gracia que me sanaste.
Reprendo ese quiste.
Quiste te reprendo en el nombre de Jesús.
Desaparece.
Te ordeno que desaparezca en el nombre de Jesús.
Quítalo, Jesús.
Hoy las amas de la joven.
Hoy la vas a ojar.
Hoy, santo.
Es sanó.
Bendito sea tu nombre.
Gracias.
La gloria es tuya.
Tú es que estás seguro que estás sano.
Levanta las manos y dale gracias a Dios.
Tú es que estás seguro que Dios lo sanó.
Levanta las manos y dile que me sanaste.
Lo creo.
Con la boca hablamos para salud.
Dile gracias que me sanaste.
Lo creo.
Gracias que estás sana, Jesús.
Por su llega fuiste ensanada.
Por el poder de esa palabra fue sana y la gloria es tuya.
Tus manos a tu hija.
La gloria es para ti, Señor.
Gracias, Jesús.
Sanaste.
Recibe, Espíritu Santo, fuego.
Fuego, Jesús.
Luz en ella.
Hoy se amasá y asoba.
Fuego, Jesús.
Luz en ella.
Nombre de Jesús.
Gracias, Jesús.
Nuestras almas te alaban.
Gracias, Jesús.
Bendito sea tu nombre.
Ay, pobre Jesucristo.
Bendito sea Dios.
Mi alma te alaba, Jesús.
Hermanita,
busca ahora con tu mano donde estaba el quiste.
No lo tengo.
No lo tengo.
Has tenido fe y Dios te ha honrado.
Gracias, Jesús.
Alaba lo que él vive.
Alaba lo que
él vive.
¿Cuánto tiempo hacía que lo tenías ahí?
Como unos cinco años.
¿Como cinco años?
Como cinco años.
Todo esto me dolía.
¿Te dolía toda esa región?
Busca bien con tu mano.
No te duele nada.
No me duele.
Muy bien, las glorias de Dios.
Acá también ya no lo tengo.
Me dolía todo
eso y ya.
¿El dolor que tenías abajo?
Poco y tienes nada.
No.
¿Estás contenta?
Sí.
Abre las manos y dale gracias, Señor.
Ay, gracias, Padre.
Cuánto te alegro.
Te alabo.
Cuida a esta niña.
Guárdala.
Que ella sea un testigo fiel para que tú la mantengas sana.
Véase a la paz.
Libre para siempre por tu palabra.
En el nombre de Jesús fue hecho.
La gloria es para ti, Señor.
Glorifíquete en ella, Padre.
Nos gozamos.
Que estés bien.
La gloria a Dios.
Pásame a aquella hermanita que está atrás.
Ay, pobre Jesús.
Hermanita, ¿qué tenía?
Tenía un criste muy grande aquí en el brazo,
hermano.
Sí.
Sí.
¿Cómo
de grande era?
Así me iba creciendo cada día.
¿Así?
¿Alto?
Pon la mano.
¿Así?
¿Qué encuentras ahora?
Se ha ido, hermano.
Gracias a Dios.
Conforme a tu fe ha sido hecho.
¿Tenías algo más?
No, hermano.
Solamente eso.
Solamente eso.
Abre las manos y dale gracias al Señor.
Gracias a la paz.
Libre por tu palabra.
La gloria es tuya.
Tenla sana.
En el nombre de Jesús fue hecho.
La gloria es para ti.
Sube la mano un poquito y muestra para la cámara.
Ahí estaba.
Pon la mano como de alto era.
Así levantado.
Qué bueno.
Damos gracias a
Dios.