Tuve mil curiosidades en mis años de estudiante, quise ser un futbolista, o un vagabundo cantante,
escritor y profesor, militar y navegante, y como soy más mantuano que ese primer ser
humano que se comió un aguacate, todo esto lo he conseguido porque soy echado bala.
Pero lo que nunca pude fue adivinarle la base a la mujer cuando se halla en creciente o
en menguante.
Una mujer es delicia más cuando nos satisface, pero hay que tener malicia que en engaños
nos enlace.
Yo con Alicia vivía un dulcísimo romance hasta que un día amaneció con cara muy preocupante
a lleveo de un yerbatero que era de más comerciante.
Oh, me cabrió que a esa cita hubiese ido elegante.
Él se metió a inspeccionarle el Monte Venus y el cráter.
Yo esperé el diagnosticado pensativo y expectante, y en tanto tiempo encamado le halló varios
hachajes.
Me dijo, tiene hepatitis, posiblemente cáncer, de un tumor en el almísculo que es además
preocupante.
Pues ya hace hasta lo último dije todo lo que esté a mi alcance.
Vendí el chispún, seis gallinas, doce vacas y ocho mautes.
Le di la plata y me dijo, salgo con el don el martes.
Yo trabajé que trabajé para juntar otros cachivaches.
De lo preocupado ya estaba más seco que un alicate, porque cuando uno ama la vaina es
desesperada.
Pasaron sesenta días sin ninguno reportarse.
Por fin supe una noticia que me la dio mi compadre, con pinta cuál fue el motivo por
el cual te divorciaste.
Que vi a la doña envillada o apercollada con un guate, buen celular, y cadena, y pulsera
de diamante.
Dice que viene a repartir la finca cuando más a vencer.
Esas son embustes a mi compadre.
Dice yo que cuando vino no la conocí al instante.
De blue jean y con chaqueta tapas las uñas de esmalte y las patiques las alas bañas
en desodorante.
Me acerco para saludarla y me dice muy picante, olvídate que a beber la nuevo chantoso me
late.
Ya no conozco el topocho, como es papas y tomate.
Tampoco sé de cocina, para eso son los restaurantes.
Y el que a Bogotá no ha ido con su novia Monserrate, no sabe lo que es canela ni tamal
con chocolate.
¿Qué era lo que había pasado?
Me había dejado por un guate.
No eres el único consuelo, es gran bolsón, aguantate.
No llores como valiente lo que perdió por cobarde.
Nunca el burro ha sido bestia, tampoco es pan el que sabe.
Guate es como vaquepatio si no se caga al entrase.
Como cumple con su ley, a la salida lo hace.
Y el pendejo no va al cielo, ni que de ángel se disfrace, porque lo joden allá y lo joden
en todas partes.
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