Perro de campo, no, viste, están tirados por allá.Están escuchando a todos, escuchando a negros.Ahora va a ser el malevo, dice.Ese es pa' nosotros.Yo me crié con perros.Viste, cuanto más pobre el rancho, más perros hay.¿Se ve?No, no, me lo contaron a mí.Nosotros, mis hermanos, somos seis hermanos varones.Nos tapábamos con perros en invierno.¿Vos no sabés lo que es un perro a la espalda?Otro parado en la espalda.Y que en invierno...Prestáme el barucho, si a Ramón cae la noche, el turno con vos.Y si tienen pulga, andá a agarrarte.Tirá, pero a la noche.De verdad.Pero lo que pasa es que los perros de campo tienen oficio, están por algo.No están porque sí.Está el perro para la liebre.Otro para la vizcacha, otro para salir a peludear, otro para la perdí, otro para cuidar las ovejas, otro para ir a recorrer el campo, otro que está para cuidar el rancho, otro que está pa' perros nomás, que no hace nada.Ya van como seis o siete.¿Te das cuenta?Cada uno tiene oficio.Perro de la ciudad, no.Pobre, está allá, decimoquinto, piso.Está ahí, viste.Metido entre un departamento.Departamento acá, acá, gente arriba.En el consorcio dice, no puede gritar el perro.No puede torear.Entonces, cuando está por torear el perro, abre la boca y dice, ¡quillo!Y el perro, en vez de ladrar, pa' fuera ladra pa' dentro.Y se va hinchando, viste.De aire.Se va inflando, loco.Son ladridos metidos hacia adentro.Se acomoda para dar, ¡quillo!¡Qué relleno!Un día va a largar un ladrido, pa' la abuela rosada, y no va a quedar ni el loro.Y ese puede ser un gran día, dijo.Duro con él.Sí.Claro, el perro escampo está allá arriba, viste, pobrecito, la viejita.No tiene nada que hacer en el departamento.Decimoquinto, piso.El perro tampoco.Lo saca al balcón, al sol, y lo empieza a lustrar.Viste, con un trapito le ponen perfume, hay perfume pa' perros, a mí.Antonio Bandera número cinco.Lassie número tres.Y le hace mollito, viste, si es machito, mollito celeste.Si es hembrita, rosadita.Y si es tornasolado, viste.También, ¿eh?Estamos en la época del destape.El perro tiene todo el derecho.¡Che!Y está allá arriba.Aparte, en el campo los perros tienen nombre de perro.El puñalada.El abrojudo.Martín Fierro.Juan Moreira.Hormiga negra.¿Eh?Santos Vega.El estate quieto.El no te vengas, el después te veo.Esos son nombres para perros.¿Sabés cómo se llaman allá en el capital los perros?¿Eh?Chimichimis.Y nació en Jepen, era el perro, nació en Jepen.El chichimichimis es el perro en vez de Benítez Vasco, ¿eh?¿Me entiendes?Claro.Está perdido.Si es perra, me di.Tienes razón, don Bruna, me dijo un paisano la vez pasada.Se ha falado de San Dugaray.Como quien va para Bahía Blanca.Se paró un paisano fiero, bigotudo.¿Cómo que?No, como que no.¡Che!Fiero el paisano.Dice, tiene razón, don Bruna.Yo tengo uno que se llama Lulú.Digo, hermosa la perra, no perra.Los domingos los sacan a pasear en auto.Por Santa Fe derecha, ¿eh?El viejo adelante, bruto auto, y en el último asiento el perro echó para atrás.Te miras como diciendo, no tengo viejo, don Bruna, ¿eh?¿Vos no sabés si el viejo lo sacó al perro o el perro?El perro lo sacó al viejo.Yo siempre quise tener......un perro como la gente.El tiempo y la esperanza me dieron uno, pero bien mirado......es hombre de pocas puntas.Yo no atrancaba la puerta de mi rancho ni durmiendo.¿Para qué?Si al lado de afuera, por malo que fuera......el tiempo, lo enrejaba de colmillos el coraje de mi perro.Cimarrón medio atigrao.Lo hallé perdido en la sierra, boqueando de agusanado.Malo como manga de piedra.Tuve que traerlo enlazado......para curarle las bicheras.Y ahí se quedó querenciado.Compañero de horas verdes.Troteando.Trabajando bajo el estribón y calculaba las yeguas.Y en donde aflojabas, hincha, se echaba a cuidar mis priendas.Eso sí, muy delicado.Manosearlo, ni te cuento.Se ponía de ojo extraviado y se le erizaba el pelo.Con que tenía bien ganado su apelativo.El maleo.Y animal capacitado para el trabajo en campo abierto.Había que verlo al maleo trajinando en un rodeo.Yo echar tropillas al corral, no.Le silbaba entre los dedos.Y embretado en el silbido me los traía sobre el viento.Y era un abrojo prendido.A los garrones del trueno.De ser cristiano clavado.Era doctor ese perro.Una vez.Bandeando tropa con mucha agua en el Río Negro.Caí quebrado de un apretón entre un remolino y cuerno.Y me ganó la muerte.Como oyera la oscuridad y el silencio.Cuando volví a abrir los ojos.Cruzaba una nube el cielo.Gemidos y lambetazos llegaban como de lejos.De repente comprendí medio.Me senté en el suelo para entregarle las gracias.Malevo, hermano.De esta te quedo debiendo.No me hagas ni el pan bendito si no me sacás, malevo.Y una inmensa gratitud.Se me atrancó en el garguero.Bueno, la cosa pasó.Yo entré pa'l casamiento.Hice el horno, la cocina.Mi rancho estiró un alero.Y en su chuca la crinera se arqueó el arroyo y el beso.A los dos años gateaba mi gurí sobre un pelego.O andaba por el guardapatio, ¿sabés?Prendido a la cruz del perro.Porque él me le sacó las cosquillas al malevo.Lo habrá tomado por cachorro de su cría, el pendenciero.Le soportaba imprudencias.Se priestaba pa' su juego.Y ande amenazaba a caerse.Se le echaba bajo el cuerpo.La cosa fue tan de golpe.Que hasta me parece cuento.Fue después de un mediodía.Como pa' fines de enero.Yo me había echado en el cátel pa' descabezar un sueño.Mi señora trajinaba hablando con el borrego.Y redespente ese grito como de terror.¡Rosendo!Y ya me esperé pa'l patio manoteando un caronero.Ese estaba contra el horno.Tartamudeando en silencio.Tenía el gurisito alzado, aprietado contra su pecho.Y avanzando agazapado, como una fiera mi perro.Asomaba unos colmillos como puñales.Los ojos se le habían puesto de un modo que costaba conocerlo.Y en la brasa de esos ojos.Se habían quemado los recuerdos.De un salto me le puse enfrente.¡Le pegué el grito mareo!¡Le vi soltar una baba!¡Está rabioso Rosendo!No te me acerques hermano.No te me acerques hermano.Echa pa' atrás.Echa pa' atrás.¡Echa pa' atrás!¡Echa pa' atrás perro!De repente me saltó.Le había encostado el cuerpo.Y sentí como la daga le tocaba contra el pecho.Y cayó.Casi sin ruido.Como una jerga en el suelo.Cuando lo miré.Los ojos se le habían puesto muy buenos.Como dándome las gracias.Se arrastró, lamió mis pies.Movió la cola una vez, dos veces.Y quedó muerto.Fue por el hijo, ¿sabés?Malego estabas enfermo.Fue por el hijo, ¿sabés?Que no, no lo hubiera hecho.Por eso es que desde entonces no me gusta tener perro.Y cuando salgo me parece que lo veo.Seguirá bajo el estribo.Trote y trote por el tiempo.