Hasta Huichita, que alza.
Para todos sus hermanos
y todos sus tíos.
¡Ánimo!
Se me está yendo la vida y no sé cómo pasó.
No asimilo bien las cosas,
por eso pido perdón.
Mi familia está llorando,
¡ay Dios mío,
qué dolor!
Veo gente desesperada,
todos a mi alrededor.
Tratan de cortar la soga,
todo se me oscureció.
Sé que es tarde,
no hay remedio,
para mí
todo acabó.
Los planes con mis hermanos ya no se realizarán.
Aquí les dejo los gallos,
a ver quién los va a cuidar.
Y aquella duquita vieja también tendrá que esperar.
Y tan bonita que es la vida,
tan bonito que es mi rancho.
Mi hijo y mis padres queridos,
mis primos y mis hermanos.
Me arrepiento, pero es tarde.
Gavilán ya va volando.
¡Ánimo viejillo!
¡Puro pa' delante!
¡Allá en mi doce!
¡Puro barrio yaqui, señores!
¡Sabe, ya sabe!
Solo Dios sabe juzgarme,
de su bien seguro estoy.
Solo él sabe los motivos,
solo él
sabe qué pasó.
En sus manos dejó todo y si él decide,
hoy decidió.
Poco a poquito me alejo,
no volveré a ver mi gente.
Hermanos, hoy no hay consuelo,
todo fue muy de repente.
No pudimos despedirnos,
pero los llevo en mi mente.
Yo era alegre y parrandero,
gallos,
carreras, fútbol.
Amigo de mis amigos,
con mis padres que rendan.
Hoy solo quedan recuerdos el gavilán ya voló.
El 29 de junio
año 2025,
Sebastián Méndez Martínez,
en su cruz,
está ya escrito.
Allá en el Panteón del Doce lo visitan sus amigos.
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