Gracias Señor Jesús,
has cambiado mi lamento en vaino.
Te amo.
Tú eres el dueño de mi vida,
porque me compraste con precio de sangre.
Jesús,
el dueño de mi vida,
la pasión que me inspira para cantar.
No sé qué sería de mi vida si de ti no me predican.
Quizás
cuál sería mi final,
mi alma estaría perdida.
Pero tu misericordia divina a mí un día me pudo alcanzar.
Mi alma estaría perdida.
Pero tu misericordia divina a mí un día me pudo alcanzar.
Jesús,
mi Señor, yo te amo.
Jesús,
el dueño de mi vida.
Jesús,
mi Señor, yo te amo.
Jesús,
el dueño de mi vida.
Gracias, Señor,
por llamarme a tus caminos.
Te adoraré por siempre.
Jesús es la luz de mi vida.
Su palabra ilumina mi caminar.
Y aunque
lleguen pruebas a mi vida,
que hay unas que a veces me lastiman.
Mi fe,
porque aumenta más y más.
Yo sé
que tú de mí no te olvidas.
Y cuando la tormenta se aproxima,
tú vienes
y calmas la tempestad.
Yo sé que tú de mí no te olvidas.
Y cuando la tormenta se aproxima,
tú vienes y calmas la tempestad.
Jesús,
eres tú mi esperanza.
Jesús,
tú eres mi libertad.
Jesús,
eres tú mi esperanza.
Jesús, tú eres mi libertad.