El día que te pierda,
quizás mis soledades
se abrumen de inquietudes por tus horas de dolor inevitable.
El día de tu ausencia será de angustia plena,
angustia de un adiós que nos dará la paz del corazón.
Piensa en cuánto vale tu entrega de amante,
piensa en qué raíces hechos tu pasión
y al fin sin embargo te siento culpable
porque no supiste quererme mejor.
Tu amor,
tu arrebato,
jugazo y de engaño tal vez no merezca ni el nombre de amor.
Lo cierto es que nunca quisiste ser
dueña del fuego sagrado de mi corazón.