Y ya llegó la melicada,
mi viejo,
pásenme ese botecito.
Y el cartel con mis manos defiendo,
así me entretengo, me gusta el trabajo.
Con mi cuerno y mi lanza, granadas,
chaleco, antibalas, acostado al pecho.
Se cumplan las órdenes del jefe,
veintiuno cuatro siete al pendiente,
la lealtad para mí es prioridad,
así sólo llegan los dientes.
Y una lista me entregan a diario de
todos aquellos los que se han pasado,
ya sea porre que nos quieren pagar,
nos quieren brincar o nos han traicionado.
Un comando del diablo me cargo,
mi armamento es un poco extraño,
y mis métodos de torturar es algo que no puedo explicar.
Y aguas con la barredora,
que arremamo a cualquier hora,
¿toma soberano?
¡Rajas tipo eso! ¡Ja ja!
¡Échale viejo!
Y aquí estoy explicando mi jale,
voy a revelarles algunos detalles,
soy nacido allá por Culiacán,
mi consigna es matar y acabar con los males,
radico en la ciudad y en montaña,
y me duermo donde me oscurece.
Me despido con un hasta luego,
y una veladora en honor a la muerte,
mi nombre lo dejo entre las sombras,
pero en el corrido pueda que lo encuentre,
a mi me entrena hasta el mismo diablo,
no se ni va a llegarme de frente,
y si un día me quiere llevar,
abrazo lo arriendo en caliente.