¡Vamos!
Ya no es nada extraño, todo el mundo lo sabe, que vive perdonando a su propia mujer.
Y la sinvergüenza, en la misma calle, con el tipo de la esquina y él todavía no lo cree.
Y él le dice, yo a ti te perdono, porque yo sé que todo eso es mentira.
Lo que pasa es que están buscando el modo, porque a nosotros nos tienen envidia.
Lo que pasa es que están buscando el modo.
Porque a nosotros nos tienen envidia.
Y en el barrio todo el mundo critica, ahí va el callón contento, ahí va el señor callón.
Lleva los cuernos puestos, pónganle una velita, ahí pónganle una vela a ese santo callón.
Y él ni siquiera se molesta, y el pendejo dice así, déjame callo, pero no me dejes.
Pégame callo, pero no me dejes.
Y así dice el maricón, pégame callo, pero no me dejes.
Pégame callo, pero no me dejes.
Y así dice ese huevón, pégame callo, pero no me dejes.
Pégame callo, pero no me dejes.
¡Margüel Palmera!
¡Margüel Palmera!
¡Margüel Palmera!
¡Margüel Palmera!
¡Margüel Palmera!
Deja que siga durmiendo, que yo dormiré después.
Y la consolaba, sé que no me engañan, que se queme, se trapille, que yo lo quemo después.
Y la sinvergüenza, lo besa contenta y con el tipo de la esquina vuelve a la cama otra vez.
Y él le dice, yo a ti te perdono, porque sé que tú lo haces de mentira.
Yo sé que tú me quieres a tu modo, por eso es que a mí me tienen envidia.
Yo sé que tú me quieres a tu modo, por eso es que a mí me tienen envidia.
Y en el barrio todo el mundo critica, ahí va el cachón contento, ahí va el señor cachón.
Lleva los cuernos puestos, pónganle una velita, ahí pónganle una vela a ese santo cachón.
Y después que el otro sale...
El gran pendejo dice así...
Pégame cacho, pero no me dejes.
Pégame cacho, pero no me dejes.
Y así dice el maricón.
Pégame cacho, pero no me dejes.
Pégame cacho, pero no me dejes.
Y así dice ese huevo.
Pégame cacho, pero no me dejes.
Pégame cacho, pero no me dejes.
No me dejes, cachón, no me dejes.
hungry boy.
No me dejes.
No me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes, eso pobre cacho.