Silbando al fútbol voy a jugar y al regresar sigue el silbar.
Cansado y sucio voy a lavar y nunca dejo de silbar.
Y silbo cuando salgo a pasear o cuando escucho un match de voz.
Por eso es que todos me llaman el alegre silbador.
Al recibir algún coscorrón no me dejo de silbar.
No me dan ganas de silbar.
En cuanto va pasando el dolor de nuevo silbo mi canción.
Y silbo aun si debo estudiar o si me mandan a bañar.
Por eso es que todos me llaman el alegre silbador.
Por eso es que todos me llaman el alegre silbador.