A la cantina el rey de oros, llegaron dos de la sierra, entró con las nueve citas, empezó la borrachera, pero llegaron dos damas, nadie supo quiénes serán.
¿Qué le parece compita?, esas hermosas morenas, se nos están aventando, la cosa se pone buena, se me hace que ahora nos llueve, hay que ir a meter la leña.
Pa luego es tarde mi amigo, hay que aventarle los perros, y si capean ya la hicimos, no las llevamos pal cerro, a cuidar las amapolas y colitas de borrego.
Las morenotas capearon, pero ellos no lo sabían, que esas muchachas tan chulas, eran de la policía, porque en la boca del lobo, los muchachos se metían.
Se las llevaron pal cerro, las plantas estaban solas, que bonitas se veían, cuando rayaban las bolas, las agentes encubiertas, entre flores de amapolas.
En la cumbre de la sierra, en la cueva de la leona, tenían su laboratorio, para procesar la goma, que mandaban de Durango, a Chicago y California.
De todo aquel movimiento, las agentes se enteraron, y con maña femenina, a los dos se emborracharon, y amarrados de las manos, a la ley los entregaron.
La confianza mata al hombre, y eso ya está comprobado, dos agentes encubiertas, por ellas han agarrado, a una red de traficantes, desde Durango a Chicago.
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