El pueblito estaba lleno de personas forasteras, los caudillos explegaban lo más rudo de suacción, arrengando a los paisanos de ganar la selección, por la plata, por la tumba,por el voto, el papón, y al instante que cruzaban, desfilando los contrarios, un paisanogrito viva y al caudillo mencionó, y los otros respondieron, sepultando sus puñalesen el cuerpo valeroso del paisano que gritó, un viejito lentamente, se quitó el sombreronegro, estiró las piernas tibias del paisano que cayó, lo besó con toda su alma, pusoun grito entre sus dedos, y goteando lagrimones entre les dientes murmuró, pobre mijo, quiendiría que por noble y por valiente pagaría con su vida el sostén de una opinión, ypor no hacerme caso mijo, se lo dije tantas veces, no haga juicio a los discursos deldoctor ni del patrón, hace frío verdad mijo, ya se está poniendo oscuro, pápesecon este poncho y pa' siempre llévelos, es el mismo poncho pampa que en su cuna cuandochico, muchas veces hijo mío, muchas veces lo tapó, yo día a día al camposanto, ya la par de su abuelita, con sus bagas y con mis uñas, una fosa voy a abrir, y a su pobremadrecita, y a su pobre madrecita, le diré que usted se ha ido, y que pronto va a venir,a las doce de la noche, llegó el viejo a su ranchito, y con mucho disimulo, a la viejase alisió, y le dijo tiernamente, cachorro se ha ido lejos, se arregló con la tropa,le di el poncho y me besó, y ahora vieja, por las dudas, como el viaje es algo largo,bien dale unas cuantas venas, por si acaso, nada más, arrodíllese y le reza, pa' queDios no lo abandone, y supliqueis, por las almas que precisan, luz y paz.