En la ciudad de Toledo
y en la ciudad de Granada
ahí se crearon mancebo
que Diego León se llamaba
de una tal se enamoró
de una muy hermosa dama
se miran por una raya
también por una
la ventana
Un día que estaban juntos
dijo León a su dama
Mañana te he de pedir
no sé si es cosa cercana
Aunque mi padre no quiera
esto negociado estaba
lo que la dama responde
al más doler agradaba
Otro día por la mañana
con don Pedro se encontraba
de rodillas en el suelo
los buenos días le daba
Don Pedro dame a tu hija
a tu hija doña Juana
Mi hija no es de casar
que hoy es niña y muchacha
Y ya León te ha pedido
vayas en hora mala
Ese sobrino te ha pedido
que vayas a casa
que vayas a casa
para mi mamá
y a mi papá
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Dios los daba y los quitaba.
Ahí conoció Don Pedro, que de amor se trataba.
Alquiló cuatro valientes, los mayores de la barca.
¿Quién va a encontrarse en el león que le sacaran el alma?
A la subida de un monte con los cuatro se encontrará.
León salió sin armas, a la mano incertida y lavada.
Unos días después, león se quedó sin armas.
Otros dicen que murió, Dios le perdona su alma.
Otros dicen que la vieron al atrapar de la agua.
No son tres días pasados, león en la playa estaba.
¿Por dónde fue?
Fue a pasar por la calle de su dama.
Mi dama que no responde, parece que está trocada.
No estoy trocada, león, que aún estoy en mi palabra.
Avalió las escaleras como una leña.
De una parada y otra de amor la mañana, las ricas todas se armarán.
¡Gracias!