Y un sencillo homenaje para la princesa de mi vida,
Dianela Jiménez.
Este veintiséis de mayo,
este veintiséis de mayo del año setenta y cinco,
Dios le hizo un regalo,
Dios le hizo un regalo a la familia de Alvarito.
La noche se engalanaba,
la noche se engalanaba a la luz de
las estrellas y Alvarito celebraba,
y Alvarito celebraba el nacimiento de Dianela.
Yo tenía siete años,
mire cómo son las cosas,
y ya Dios la había mandado para que fuera mi esposa.
Con tantas mujeres que hay en la tierra
y Dios ha mandado para mí la más buena.
Hay una bonita y con forte de reina,
pero para mí la más linda es Dianela.
Yo la quiero con el alma y le tengo mucho respeto.
Cuando yo anduve en la mala,
me ayudó con sus consejos.
Cuando yo anduve en la mala,
me ayudó con sus consejos.
Y es que la mujer sabia edifica su casa,
pero la insensata con sus manos la destruye.
Luis Alberto Lascarro y Dailene Roja, familia
Hoy recuerdo con agrado,
hoy recuerdo con agrado,
cuando conocí a Dianela más allá de la frontera,
más allá de la frontera de Colombia y Venezuela.
Recuerdo que un día domingo,
recuerdo que un día domingo la vi por primera vez.
Conversamos un ratico y de ella me enamoré.
Quién se iba a imaginar que esa muchachita hermosa,
con el pasar de los años,
se convertiría en mi esposa.
Y ha demostrado que en verdad me ama,
siempre está conmigo en las buenas y las malas.
Han pasado vientos,
lluvias y huracanes,
yo sigo feliz viviendo con Dianela.
Aunque vengan muchas pruebas,
seguiremos adelante,
porque lo que Dios unió,
nunca lo separa a nadie.
Porque lo que Dios unió,
nunca lo separa a nadie.
Celia Daza y Amira García, mujeres virtuosas.