El sabio poder de Dios, bendito es, ilimitado, su obra es una perfección, mírenla por cualquier lado,
lástima que los humanos la hayamos vilipendiado, pero como él es tan sabio, es un terruño enmarcado,
con armonía inigualable y aires purificados, para observar lo orgulloso desde el cielo encaramado.
Paisanos, es nuestro llanto, paraíso privilegiado, aquí hay de todo y para todo sin pecado exagerado,
hay ternura y resiedumbre, pues nada nos ha faltado, hay inviertos y veranos, muchas veces despiadados,
más ni la naturaleza con él ya no ha terminado, en los meses de verano se ve el pasto marchitado,
a la orilla de la charca los bichos desesperados, peleando una gota de agua porque el caso es complicado,
las bestias se achicopalan y se atrasan los ganados, sobreviven los más fuertes, los débiles son bocados,
deliciosos y nutritivos para los amuros hambreados, también gozan los cabanes embarazcando pescados,
cuando se acercan las aguas se ve el cielo encabotao, los nubardones anuncian que las lluvias han llegado,
un trueno en la lejanía rasga el silencio sagrado, se mira la luz mortífera cruzando de lado a lado,
las nubes aperzogadas por chubascos desbocados abren sus venenas pobres y queda el suelo inundado,
el cuesco es palma madura, guamo y madroños cargados, reverdece la sabana, se ve el bajonal floreado,
da gusto coger un camino que esté recién lloviznao, oír en las frescas matas pájaros alborotados,
contentos porque el sustento como del cielo ha brotado, llega el trabajo de llano, todo el mundo emocionado,
el domingo hay reunión, aliste soja cuñao, revise bien los aperos, capotera y el cauchao,
y hágase un buen bastimento porque el trabajo es fregao, por caballos no se apane y allá ya lo es gualetao,
tienes que apretar los tuches porque son bien resabiados, así transcurre la vida de un modo descomplicao,
por eso estoy orgulloso de ser llanero rajao, aunque no soy ricachón, allí vivo acomodao,
con mi vieja y mis muchachos y un puñito de ganao, unos caballos de silla, gallinas por costalao,
un topochal produciendo y un capón enchiquerao, con media hectárea de caña que es de donde saco el melao,
y carne en la tazajera de danta, lapa y venao, que más le pido a la vida, gracias Diosito adorao,
por dejarme disfrutar de esto que no había soñao, por eso puedo gritar contento y entusiasmao,
después de mi Dios el llano está más que comprobao.
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