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Cuento: Jaimito Y Su Colmillo De Marfil

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Lời bài hát: Cuento: Jaimito Y Su Colmillo De Marfil

Lời đăng bởi: 86_15635588878_1671185229650

Había una vez un elefantito que se llamaba Jaime.
Su mamá lo regañaba mucho porque no le gustaba lavarse los dientes.
Todas las mañanas después de desayunar,
salía corriendo para ir a la escuela con la boca sucia.
Un día en el recreo,
se juntó con sus amiguitos,
el pato Juan,
Luisito el león y el zorrito Sandro.
Y vio que Sandro estaba muy, pero muy contento.
¿Por qué estás tan contento?
Preguntó Jaime el elefantito.
Estoy feliz porque el ratón me trajo tres monedas a cambio
del diente que se me cayó y puse debajo de mi almohada.
Era tan grande la alegría del zorrito Sandro,
que con esas monedas compró una
paleta para cada uno de sus amiguitos.
Al final del día,
Jaimito se fue muy emocionado a su casa,
pues no sabía que había un ratón que dejaba monedas a cambio
de poner los dientes que se nos caen debajo de la almohada.
Como a las dos semanas,
Jaimito notó que su colmillo derecho estaba un poco flojo.
Y salió de su casa muy contento a enseñarle a sus
amiguitos que él sería el próximo en recibir las monedas.
Pero al abrir la boca y enseñarles el colmillo,
todos se alejaron.
El pato Juan le dijo,
¡Pero qué mal aliento! ¡Seguro que no te lavas los dientes!
El zorrito Sandro, al acercarse, se desmayó.
Y Luisito el león le dijo,
¡Qué mal hueles!
¡Tienes la boca sucia!
A Jaimito le dio tanta pena que salió corriendo
hacia su casa,
corrió tanto y tanto que en el camino tropezó con una piedra,
y el colmillo que tenía flojo se le cayó.
En la noche, antes de acostarse a dormir,
puso su colmillo debajo de la almohada.
Al día siguiente se levantó muy tempranito
y rápidamente levantó su almohada para buscar las monedas.
Pero, ¿cuál sería su sorpresa?
Que encontró su colmillo junto con un cepillo de dientes,
una pasta dental y una nota que decía lo siguiente.
Jaimito,
no me lleve tu colmillo porque está muy sucio y no
me gustan los niños que no se lavan los dientes.
Además, mi casa se vería muy fea.
Los dientes que yo me llevo los pongo en un lugar muy especial,
dentro de una cajita de cristal,
y si ese diente está sucio,
la cajita se rompería inmediatamente.
Solo los dientes limpios pueden estar en mi
casa como brillantes en cajitas de cristal.
Así que te devuelvo tu colmillo que no me sirve.
Adiós.
Firma el ratón, Don Paco Muelas.
Después de leer esta carta,
Jaimito lloró tanto que su mamá subió a ver qué le pasaba.
Jaimito le mostró la carta y su mamá le dijo.
Ya ves, hijito,
¿por qué te digo todos los días que te laves los dientes?
Yo quiero lo mejor para ti.
Quiero que tus amigos sepan que eres un elefantito limpio
y se sientan orgullosos de ti y de tu higiene personal.
Que todos los días tus dientes se pongan más limpios y blancos.
Si los lavas tres veces al día y los cuidas,
siempre estarán sanos y brillantes.
¿Sabes, mami?
Desde hoy me voy a lavar los dientes tres veces al día,
y lo haré con la pasta y el cepillo que me trajo Don Paco Muelas.
Y así lo hizo.
Sus amigos notaron el cambio enseguida,
pues sus dientes brillaban como perlas,
por lo que al zorrito Sandro se le ocurrió una gran idea.
¿Qué tal si todos los días lavas el colmillo que se te
cayó con la pasta de dientes que te trajo Paco Muelas?
Y el león agregó,
Sí,
lávalo hasta que se ponga limpio y blanco como una perla.
Así cuando esté blanco y limpio,
seguro que Paco Muelas se lo llevará.
Comentó el pato.
Jaimito les contestó,
Sí, tienen razón.
Lo lavaré todos los días y con mi
trompita lo voy a enjuagar muy bien.
Lo haré con mucho cuidado para que no se rompa,
pues mi colmillo es de marfil.
Nosotros podemos ayudarte, exclamaron todos.
Y así se reunían todas las tardes en el jardín de la casa de Jaime,
y entre todos limpiaban el colmillo del elefantito.
Luisito el león sacaba agua del pozo con una cubeta,
y Jaimito con su pequeña trompa tomaba
suficiente agua de la cubeta para enjuagarlo.
El plan dio resultado.
El colmillo parecía un brillante.
Estaba limpio y resplandeciente.
Jaimito estaba muy contento,
pues también sus amigos aprendieron la lección,
y desde entonces se lavan los dientes tres veces al día.
Esa noche Jaimito dejó su colmillo debajo de la almohada,
y muy temprano por la mañana encontró una nota que decía,
Jaimito,
tu colmillo está muy limpio y brilla tanto que
lo pondré en la caja de cristal más grande,
la que estaba reservando para el diente más blanco y brillante,
y ese es el tuyo.
Esa caja llevará tu nombre y tu colmillo brillará
por siempre a través de la caja de cristal.
Como premio aquí te dejo diez monedas.
Firma el ratón, don Paco Muelas.
Jaimito se puso tan contento que fue corriendo a ver
a sus amiguitos y les compró un regalito a cada uno.
Al león le compró un trozo de su carne favorita,
al zorrito unos tenis blancos para correr mejor,
y al pato unos lentes para el sol,
ya que se la pasa metido en el lago.
Y así se los entregó a cada uno diciendo,
gracias amigos,
porque sin ustedes no hubiera sabido
que mis dientes estaban tan descuidados.
Ahora los tengo sanos y limpios.
Ustedes me han demostrado que son realmente mis amigos.
¿Les gustó?
¡Estuvo bueno!
¿Ya entendieron por qué es tan importante lavarse los dientes?
¡Sí!
¿Cómo vive el ratón?
Es decir, don Paco Muelas.
Y dice, ¿meche, el soltero tiene una linda casa?
Él no vive en una casa.
Tiene un palacio de cristal.
¿Y es lindo?
Sí, es guapo como un sapo.
Niños,
don Paco Muelas es producto de la imaginación.
¿Entonces no muerde?
Claro que no.
Él es el más amigable de todos los ratones.
Y por eso te da un premio que deja bajo tu
almohada cuando se te cae un diente de leche.
Pero ya saben, ¿verdad, Pancho?
Sí, Gabi.
No nos deja nada si no nos hemos lavado los dientes.

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