Suelta
mi brazo,
oh no ves que me estás haciendo daño.
Suéltame,
te he *** que me sueltes,
no tuviste el valor de agarrarme fuerte.
Mi alma
amorata y a ti te la enseñé,
te acercaste a usmearla,
yo la curaré.
Tengo
utensilios en mi mortaja,
sé bien lo que voy a hacer.
Mientras con elegancia
la aplastabas con el pie,
dime dónde pusiste el corazón.
Dónde pusiste el corazón.
¿Tu costilla o tu pulmón?
Creí haberlo tocado,
mi
dedo
se equivocó.
Te
dije esa tarde de marzo,
me miraste a los ojos,
vamos que ya saltamos.
Agárrame,
oh no voy a ninguna parte,
ya mismo estoy contigo.
Fue tu perpetua frase y tengo el cuerpo alborotado.
Desde que ya no te guarda el sitio,
tu sed andaba apagando.
En mi piel el color de mis gritos,
tu carta de amor eterno.
Dime los detalles concretos de tu vida cotidiana y dime dónde
pusiste el corazón.
Dónde
pusiste el corazón.
Creí haberlo tocado,
mi dedo se equivocó.