Anoche no logré pegar los ojos,
revivieron en mi mente tantas cosas del ayer.
Consejos que me dio mi santa madre y que
yo sin experiencia nunca supe comprender.
Recuerdo,
me decía, hijo de mi alma,
nunca le hagas mal a nadie,
que después lo llorarás.
No olvides
el refrán que siempre dice,
que según lo que tú siembres,
eso tú cosecharás.
No pude evitar brotar mi llanto,
hoy me siento abandonado,
sin amigos, sin hogar.
Que diera por tener viva a mi madre,
refugiarme entre sus brazos y mi llanto desahogar.