Con el cuatro y la maraca y el acople magistral, de las treinta y dos del arpa y vivo sentimental.
Voy a invitar a un coplero de esta llanura oriental, para cantar unos versos de forma
incondicional.
Si usted buscaba un coplero aquí le salió el rival, que trae verdos a granel al formayor
y al betal, con una garganta fresca como agua de manantial, alta, negra y agresiva y fuerte
como el metal.
Yo sé que usted es un coplero de talla internacional, ganador de festivales y con un rico historial,
pero yo vengo dispuesto es apretarle el gozal, o si quiera dialogamos de una manera formal.
Yo también vengo dispuesto y tengo buen material, y esto es más que suficiente para
alcanzar el pedestal, pero si quiere le canto a nuestro llano inmortal, al que se sienta
llanero que es su cultura ancestral.
Para cantarle ese llano que emite ruño natal, traje canto melodioso de arrendajo y turufial,
el canto de paraulata de cubiro y cardenal, y alboroto de gallito jugueteando en un coral.
Yo que nací en el bichada paraíso de Renal, y me crié en sus fundaciones trabajando de
mensual, fui becerrero en los satos y después fui caporal, y así aprendí a ser un hombre
sencillo, honesto y cabal.
Yo también fui chocotero y encargado general, avanzador de caballo y cabrecero ideal,
cuantos rodeos no agilé con la brisa angelical, cuantos toros no capé con el filo de mi puñal.
Claro que si cuñadito era algo sensacional, pararse uno tempranito con el rocío matinal,
coger rejo y la totuma y dirigirse al corral, a ordeñar cuarenta vacas para empezar el jornal.
Otra cosa que es bonita y es algo fenomenal, ver una tarde rojiza abrazarse a un pajonal,
sentir la brisa fresquita que juguete en el Guamal, y ver una punta de ganao perderse en un corosal.
Pero dígame colega si no es algo sinigual, ver un padrote y su atajo correr por un bivoral,
y un llanero a pie descalzo caminando un terronal, o verlo montar un potro a pura fuerte corral.
Bonito ver un llanero bregar con un animal, un estero verdecito, una calceta, un sural,
mira una mata de monte, un extenso medanal, y una punta de marranos comiendo en un morichal.
También oír el ronquido a un tigre de un vejucal, y el brameo desesperado de una vaca en un barrial,
escuchar a la soisola que canta en el cubarral, y percibir el aroma del lirio y el mastraltal.
Sabroso bailar un joropo recio como un vendaval, escuchar un numerón, un seis o un carnaval,
ver un criollo bien vestido luciendo su señorial, y un par de compleros buenos discutiendo una final.
Otra cosa inigualable y a la vez muy natural, ver una mujer llanera con un cuerpo escultural,
con una tierna sonrisa cariñosa y muy sensual, y unos labios rosaditos dulcitos como un panal.
La mujer en esta vida es parte fundamental, y por eso para mí son algo muy especial,
las quiero, las idolazo, y esto no es algo casual, y todo el que las maltrate lo considero anormal.
El amor de una mujer es delicia universal, mujer la madre de Dios, nuestro taita celestial,
una mujer es mi mamá que me dio amor fraternal, por eso a ella la conservo como un hermoso rosal.
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