La vida puso en mis ojos una verdad comprobada, mi Dios sin el hombre es Dios y el hombre sin Dios no es nada.
Cuando uno llega a este mundo observa sendas variadas, lo influencia a quien lo guíe para cumplir esa jornada por los caminos del bien o por las trochas malvadas.
Formación y ambiente imponen la ruta seleccionada.
Yo nací en el ancho llano, esa es mi cuna dorada, donde nacen los humanos con la mente liberada.
Vengo de familia humilde, trabajadora y honrada, de principios y valores con causas fundamentadas en respeto y tolerancia por el amor enmarcada.
Creyentes en Jesucristo y en María Inmaculada y una entidad omnipotente que a la llanura encantada le puso las maravillas por otras tierras deseadas.
Con mi Dios y con mi llano hay felicidad sobrada y aunque no soy buen pintor voy a echarle una pintada a esa llanura armoniosa, madre santa idolatrada.
La brisa de los esteros por siempre ha sido mi aliada, para describir con esmero a esta comarca nombrada.
En la cabeza el tranquero con notas apesaradas, un triste cucarachero pide que vuelva su amada.
El caballo en el potrero se pega una relinchada, luego pita el toro fiero a orillas de la cañada.
Caló panfoso palmero sobre la falda quemada, la topia de un hormiguero ya la dejó escorotada.
El pájaro carpintero en una palma elevada hizo tremendo agujero para sacar su follada.
El muchacho becerrero con melodía trasnochada va llamando a los terneros con una suave tonada.
Vaquita vieja lucero, párese no sigue echada, necesito leche y suero, soltame dos camasadas.
Cuando siento en el sendero barajuste de vacadas, pa' mi eso es más placentero que bañarme atotumada.
El camino a sabanero, testigo de mil andadas, enmarcan mi derrotero por la sabana inundada.
Para evitar el plaguero ya me zumbé una mascada de chimocito veguero que así no me pica nada.
Cuando pasa el aguacero sobre las matas mojadas, posan a secar el plumero pajaritos empandadas.
En un pozo veranero las corocoras rosadas defienden su comedero de las paletas hambriadas.
Cuando me jallo un pesquero y llevo buena carnada, saco desde un mondonguero a una tortuga huevada.
Al lado de un caramero se le escucha la pancada de algún caimán traicionero que no pela tarascada.
Un perro galapaguero tiene la vista clavada, en medio de un espinero late a una baba anidada.
Se ve un grupo de vaqueros con sogas arreviatadas, soltando lazos certeros a reces barajustadas.
Se escucha en el paradero cuesco, rebuzno y patadas, son los burros topocheros que espantan la tabanada.
Se ve un criollo conuquero con la berija sudada, trabajando con esmero para criar su muchachada.
Tiene pachale al caldero, aun cuando sea una estajada.
Pasan en los días lluviosos los chácharos por manada.
El cirilí del panjuil se escucha en la madrugada y zapatean los picures al son de sus carcajadas.
Ese es Millano, compay, tierra santa y venerada, enlazando a Casanares, Arauca, Meta y Ibichada,
donde uno puede apreciar cosas inimaginadas.
En el alto de Menegua ver la luna enamorada, descansando en el río Meta sobre sus ondas plateadas.
Ve en el Mundial de Villao una excelente coleada por Oropesa o Giovanni o Julio Eduardo narrada.
Ir al torneo del Joropo a escuchar coplas tramadas, pasajes, golpes inéditos y gargantas afinadas
y cotizas salerosas, rítmicas y emocionadas.
Vivo feliz en Millano, mi vida es despreocupada.
Ya viví lo necesario, mi cabeza está blanqueada.
Soy consciente que me quedan pues hay unas diez peluquiadas.
Y aunque pasé por este mundo cual águila desbocada, sin dejar en los caminos del cielo huellas marcadas,
sé que algún día me verán con las patas estiradas.
Con mi Dios y con Millano mi gloria está asegurada y en las llanuras del cielo tendré mi última morada.