Yeah.
Los códigos del barrio, baby.
Respeto en la calle,
eso no se compra.
La lealtad es lo primero,
así es que funciona.
En la oscuridad, yo veo la salida.
Los códigos me guían, son mi luz y mi vida.
Crecí donde la ley no existe,
donde el hambre te persigue y todo es triste.
Aprendí que la palabra vale oro,
que los reales reconocen a los de su coro.
Me enseñaron que el silencio es poder,
que la envidia mata más que cualquier mujer.
En mi círculo no entran los que traicionan,
las serpientes se detectan, baby, no perdonan.
De chamaquito soñaba con salir
de este infierno que me dio crecer y resistir.
Pero nunca olvide de dónde vengo,
las reglas en mi pecho siempre las mantengo.
No hablo mucho, pero cuando hablo es verdad.
Mi palabra es un pacto, una realidad.
Los que están conmigo saben cómo es,
poca gente es real.
Ya no confío en todo el respeto en la calle,
eso no se compra.
La lealtad es lo primero,
así es que funciona.
En la oscuridad, yo veo la salida.
Los códigos me guían, son mi luz y mi vida.
Miro arriba y le doy gracias al de arriba por mantenerme vivo cuando
todo lástima en el barrio.
El dolor,
pero también hay fe que mañana será mejor,
yo siempre lo
recuerdo.
Los códigos no están escritos en papel,
están tatuados en el alma,
ya tú
sabes bien.
No es cuestión de plata ni de fama,
es cuestión de honor,
de cómo tú te
llamas.
He visto hermanos caer por ser delator,
he visto a madres llorando con dolor,
pero
también he visto gente levantarse,
romper las cadenas y nunca dejarse.
Mi visión es
clara como el agua pura,
salir de la miseria aunque la vida sea dura.
Y cuando llegue arriba
no me voy a olvidar de dónde vine y los códigos que me hacen caminar.
En la noche más oscura brilla una luz que me asegura
que hay un camino, hay salida.
Los códigos protegen mi vida.
Respeto en la calle,
eso no se compra.
La lealtad es lo primero,
así es que funciona.
En la oscuridad yo oigo la salida,
los códigos me guían, son mi luz y mi vida.
Códigos del barrio,
rey a la tarde o a la muerte.