Chino, dulce amor del alma mía, oye mi bien, ese, tu reboso verde mar, aquel que para ti fue. De hecho, ahora ya en Santa María, con sus colores a mis amores convicare. Chino, dulce amor del alma mía, oye mi bien, ese, tu reboso verde mar, aquel que para ti fue. De hecho, ahora ya en Santa María, con sus colores a mis amores convicare. Negra bandera, cabellera, es el pendón de mi ilusión. Tu sangre tiene el reflejo de mi pasión, rojo de sangre y de amor. Oye, dulce amor del alma mía. De tu reboso, bajo el emboso, quiero vivir. Quiero vivir con tu calor.