Allá por Santa Librada, ya acá adentro, tierra del Paraguay, estoy, sombrero a ludo, machete
al cinto, caballo negro, voy. Y bajo los palmeroles, el tuyuyú, tras los
altos bajonales, el sol ardiente que se enciende por el amanecer.
Ranchito pobre, caramba, sombró y jazmín, y por el monte, fresco rocío, deñándote,
y allá por Santa Librada, ya acá adentro, tierra del Paraguay, estoy, sombrero a ludo,
machete al cinto, caballo negro, voy. Oh, alazán, por la huella, por el surco,
por la selva, por lo oscuro del camino voy. Y tras los pesados bueyes, el cachapé, por
la huella de la vida, voy. Don Quirno Cuenca, en su montado, cruza el
polvaderal. Y allá por los tajamares, el cebú, en el
estufo del yaguarete. Siente a la muerte, que se le prende, temblando por la piel.
Ranchito pobre, caramba, sombró y jazmín, y por el monte, fresco rocío, deñándote,
y allá por Santa Librada, ya acá adentro, tierra del Paraguay, estoy, sombrero a ludo,
machete al cinto, caballo negro, voy.
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