Lời đăng bởi: 86_15635588878_1671185229650
A medida que la distancia entre Leopoldo y la morada del dragón
se hacía más corta,
el conflicto interno del bufón crecía en magnitud.
Podría decirse que la suerte ya estaba echada,
que el malogrado Leopoldo
había tomado la decisión final.
De pronto,
al pie de la montaña, un viejo ermitaño
detuvo la marcha del bufón.
¿Por quién hablará esa espada?
Por mi rey, anciano.
¿Es acaso tu rey infinitamente sabio?
No lo sé.
¡Él es mi rey!
Muchacho,
he visto cómo florecía día a día este reino.
Créeme que está a punto de morir.
No te entiendo.
¡Explícate, por favor!
Prosigue tu marcha, fohn.
Cumple el mandato de tu señor.
Yo rezaré por el alma del mío.