Junto al retraso del hombre que más adora en el mundo,
o mira en dolor por los mundos, así cantó una mujer.
Esta copa pasada de mi angustia, busco en vano beber el olvido,
pues lo mismo que un vaso abrigo, ya mi cara no puedo agitar.
Cuando salgo de ausencia y no acuerdo, será caso que no te convierta,
y sin embargo sos padre de un nene, he llamado de su ala sin cesar.
Vos no sabré qué lindo será, hoy, pues si lo ves, no aprenderás.
Y era que bien, dice papá, un maratón olvidaré.
Dice, corazón, te recibiré, con el perdón que en casa te daré.
No es posible vivir así triste.
He entregado el suplicio más cruel de todo,
y necesito sus palabras de aliento,
con mirada y besos de ayer.
Todo la verdadita perdida, retornando sumido a mi lado,
ya que el fruto de nuestros pecados, averiguará al par mi querer.
Vos no sabré qué lindo será, hoy, pues si lo ves, no aprenderás.
¡Qué linda será!
¡Ay, pues sí lo veré!
¡Ay, qué sorpresa!
¡Mieras que bien, pide papá!
¡A la función olvidaré!
¡Ay, qué sorpresa!
¡Ay, qué sorpresa!
¡Mieras que bien, pide papá!
¡Ay, qué sorpresa!
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