Nos quedará por siempre Bilbao,
Bilbao,
un tuburío que mejora un continente.
Adentro siempre circulaba el whisky,
el vicio,
el gozo,
lo que entiendo por lugar recomendable.
Mas no sé a cuántos de ustedes
les hubiera encantado frecuentar un antro así.
Hay algunos charcos de coñac y una pista para bailar.
También una luna allá en lo alto y la
música sonaba y te mataba de emoción.
¿Alguno recuerda esa canción?
Noches de amor,
de diversión,
cantando esta canción.
Es que no hay un lugar donde uno pueda estar,
tocando el más allá,
como en Bilbao.
No es fácil olvidar
la luna de Bilbao,
allí vivió el amor,
luna de aquel Bilbao.
Tantos deseos,
tantos recuerdos,
están conmigo y los llevo dentro.
Noches de amor,
de diversión,
cantando esta canción.
Es que no hay un lugar donde uno pueda estar,
tocando el más allá,
como en Bilbao.
Si vienes a Bilbao, la luna encontrarás,
allá en lo alto está,
deseando saludas.
El amor pasa y ella no cambia,
embruja el alma con su luz plateada.
Sé que les vuelvo a contar siempre el mismo cuento.
Y es que no hay un lugar donde uno pueda estar,
tocando el más allá,
como en Bilbao.
Sé que les vuelvo a contar siempre el mismo cuento.
Y es que no hay un lugar donde uno pueda estar,
tocando el más allá,
como en Bilbao.