Berretín,
de quererte mujer,
de sentir de tu piel la fragancia jazmín.
Berretín, el primer berretín,
del que nunca en la vida se olvida de ti.
No es amor,
de ese amor tan carnal,
ni es pecado mortal, es locura,
es sentir.
Un capricho apasionado,
o un castigo que me han dado,
o es nomás un obstinado berretín.
Fue tal vez,
que en el beso carmín, o el castaño matiz,
de tu bucle en la sien,
yo no sé cómo puedo querer,
si menos que mañana, más es siempre que ayer.
No es amor,
de ese amor tonto al fin,
ni es decir por decir,
que estoy loco por ti.
Es un raro devaneo,
más angustia que deseo,
es según lo que yo creo,
un berretín.
Puede ser,
que te diga que no,
que es mentira que yo te he sabido querer.
Puede ser, que otros amen igual,
pero más,
te lo juro,
ninguno jamás.
Dice que no,
pero piensa que sí,
que lo nuestro nació,
pero no ha de morir.
Porque más que vanidoso,
más que dulce y ardoroso,
es un simple,
es un hermoso berretín.