Me gusta esa risa que me pone a cien,
adoro tus labios mojando mi piel.
Y cuando te mueves al ritmo de blues,
me olvido del mundo,
me ciega tu luz,
por ti vivo colgado como el señor en la cruz.
A veces me amargas con tu cara más cruel
y a veces me tratas mejor que a un rey,
jugando ese juego que sueles jugar.
Yo caigo en tu trampa y en medio del mar,
voy a la deriva perdido en la tempestad.
Baila este blues con tu sonrisa de miel,
dame tu amor,
tus labios sobre mi piel,
porque mis ojos necesitan convicción.
Júrame que no hay otro en tu corazón.
Baila este blues y ponme de nuevo a cien,
dame tu luz,
no montes más taripes,
porque soy loco y me tiembla la razón.
Júrame que no hay otro en tu corazón.
Si
hay días que vienes con rabia y desdén,
tan dura,
tan fría como un iceberg,
de pronto eres fuego,
un puro volcán,
me comen tus besos y vuelvo a soñar.
Si das primero azúcar, después me tiras la sal.
Baila este blues con tu sonrisa de miel,
dame tu amor,
tus labios sobre mi piel,
porque mis ojos necesitan convicción.
Júrame que no hay otro en tu corazón.
Baila este blues y ponme de nuevo a cien,
dame tu luz,
no montes más taripes,
porque soy loco y me tiembla la razón.
Júrame que no hay otro en tu corazón.
Baila este blues.