No era la primera vez que la sentía,
no era una desconocida para mí.
Hablo de esa cequera con que el amor
Abre despacio los ojos del porvenir.
Acababa el siglo XX como otro año más,
dejaba mi cordura en la barra de algún bar.
Sin hora de cerrar.
En mitad de la madrugada apareciste tú,
con tus ojos de otro mundo y tus ganas de vivir,
tus ganas de sentir.
Y te amé y te dejaste querer,
y te amé y me dejaste creer.
Ángela,
a tu lado el cielo.
Ángela,
era muy pequeño.
No podía estar en un error,
creyendo estar enamorado.
Te llamaban chica fácil y tenían razón.
Nunca he conocido a nadie tan fácil de amar,
tan fácil de amar.
Y te busqué en aquella dirección.
Te llamé,
pero nadie allí me contestó.
Ángela,
a tu lado el cielo.
Ángela, resulta pequeño.
Ángela,
a tu lado el cielo.
Ángela,
parece pequeño.
Podría estar
en un error,
creyendo estar enamorado.
Y no soy
un hombre solitario, solo soy
el hombre que no ocupa
tu corazón.
Ángela.