¿Cuál es la vida?
No cabe la menor duda,
aunque vivirla también trae preocupación.
Dichoso aquel que tiene paz y dinero,
en cambio hay niños que no han conocido amor.
Quien no comparta mi opinión está perdido,
o es que tal vez la mía no tiene razón.
Quien conjuga injusticia y egoísmo,
no puede ser una creación de Dios.
Si un niño vaga,
como la hoja que su tallo abandonó,
sin esperanzas pues perdió su
clorofila.
Quien vive expuesto a brisas,
sabana y sol,
está tan solo como el poeta que ha
perdido la razón.
Desesperado con el mundo resentido, dolor
y va de la amarga desilusión.
Si de algo sirve mi mensaje,
quien pudiera a este problema ponerle la solución.
Me escucha un padre que un día abandonó a su hijo,
vuelva a su encuentro y bríndele
protección.
Si he fracasado en mi intento constructivo,
solo le pido una plegaria al
Señor.
Con sentimiento casi al abismo del llanto,
tal vez encuentre en mí la paz
interior.
Yo lo he vivido,
porque mi padre con lo suyo no cumplió.
Me siento
solo,
solo por haber perdido de un ser querido el cariño y comprensión.
No estoy
llorando,
si alguna lágrima por mi mejilla escapó,
cayó en mi ojo la pavesa de un cigarro
que un compañero nervioso se lo fumó.