Una canción de mi infancia, puede tener, no sé, quizás 30, 35 años,
es de Antonio Rodríguez Rodríguez, mi amigo del alma, amiga.
Veo sobre tu rostro una brillante y amplia sonrisa
y tus ojos llenos de tristeza e incomprensión.
Tus palabras no hablan de realidad,
se esconden detrás de las trampas de la sociedad.
Hablas del pasado,
y de un amor que no volvió.
Eso ya no importa,
no tiene solución.
Hablas de las drogas,
del exceso del alcohol,
y te sumerges en mundos llenos de dolor.
Oye amiga, no te pares,
y siga adelante sin mirar atrás,
porque el pasado ya no cambiará.
Oye amiga, no te pares,
y siga adelante sin mirar atrás,
porque el pasado ya no cambiará.
Envidias otras vidas,
tan perfectas.
Y te ves distinta,
sin ningún valor.
Dices que tu cuerpo,
no,
no vale nada,
pero nunca hablas
de tu corazón.
Pasas de consejos, nunca me das la razón
Nunca ves la luz de la comprensión
Yo sigo insistiendo, creo que debes proseguir
Y si te lo has propuesto sigue, hazlo por mí
Oye amiga, no te pares
Y sigue adelante sin mirar atrás
Porque el pasado ya no cambiará
Oye amiga, no te pares
Y sigue adelante sin mirar atrás
Porque el pasado ya no cambiará
Ya no cambiará
Ya no cambiará
Ya no cambiará
Ya no cambiará
Gracias.