¡Chacarerita primera!
Para que yo vivo, porque no muero,
para vivir sufriendo la muerte quiero.
Cuentan de aquel día que al mundo llegué,
mi madre de un suspiro me dejó y se fue.
Mi canción es pena, mi ver es su dolor,
mi voz es un lamento castigo de Dios.
Que
amargura llevo y el alma llena,
para mí no hay día alegre ni noche buena.
La noche está clara igual que el día,
brillante como nunca la crees María.
Trella de cielo, ¿por qué me mirás?
Si no te causo pena comerme llorar.