Queridos hijos, me voy de Barcelona. Ya tengo el dinero para el ajuar. Voy a casarme con
Domingo, un mozo alto y guapo de Múnebrega. Lo conozco desde pequeña y entonces me sonreía
y me decía, Pilarín, Maña, algún día te sacaré a bailar. Ese será vuestro padre.
Me gustaría que fueseis una parejica, un chico y una chica, que estudiéis y aprovechéis
lo que yo no he podido, porque no me han dejado ir a la escuela. Había que trabajar. Son
malos tiempos, pero los vuestros serán mejores. No importa en qué os convirtáis, siempre
que seáis dignos y decentes y vayáis de propio a la verdad. Ojalá que veáis mucho
mundo. Seguro que se os quedará pequeño, corcicos míos. A lo mejor un día llegáis
aquí, a esta ciudad donde he sido tan feliz, y veis su luz y su alegría. Tan cerca del
sol, tan cerca del agua, aquí dejo una parte de mí, para que vengáis alguno de vosotros
a recogerla cuando estéis preparados. Y si miráis este hermoso Mediterráneo, tan azul
y tan grande, como yo ahora, desde San Feliu de Guíxols, imaginad que aquí nos podremos
reunir cuando nos echemos de menos, porque así de precios hay grandes será la luz y
el amor que siempre nos unirá. Aún no os he parido y ya os quiero tanto que me duele
perderos. Sueño con vosotros, mantecas mías, como algún día soñaréis conmigo.
Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org