se le extraña ya por la palma
de su elegancia,
que bien combinaba aquel cinto con esas botas de avestruz blancas,
que antes extrañaba aquellos tiempos de don Arturo cuando empezaba
a trabajar en sus terrenos
que respetaba al señor como se le extraña.
Y aquí seguimos bien firmes y vamos con todo,
la expansión.
¡Ea!
Y como olvidarse de Alfredo,
número siete,
barba cerrada,
el que traía como mochomos por los caminos a su plebada,
que aquí la vista cautiva no lo han dejado extender sus alas,
pero queda la descendencia,
la misma esencia que es la palabra.
Con las amas muy caballero,
muy buen amigo y te respetaba,
una persona muy humilde y que a su gente siempre ayudaba.
También se extrañan esos tiempos cuando canelos a él le tocaban.
¡Qué bonitas aquellas fiestas con los alegres allá en la palma!
¡Alfredo también se le extraña!