Esta noche poblada de estrellas, mientras te halles tranquila dormida,
he venido a cantarte mi vida, porque te amo con loca pasión.
He venido a decirte mis ansias, porque lejos de ti sufro tanto,
que no encuentro en mi amargo quebranto, quien consuele a mi gran aflicción.
Yo no sé que me has hecho amar,
mamía, que no puedo vivir sin tu amor,
que me paso muy triste los días, soñando de angustia y dolor.
Y estoy solo sufriendo las penas que me condenan a tanto sufrir,
y que vivo pensando en que me amas y que me llamas,
con tu enesquí.
Si quisieran mirarme tus ojos, con la misma pasión que te miro,
ahí verías que en cada suspiro, mi cariño se acerca hacia ti.
Y si tu alma llegara a la mía,
y me vieras postarado de enojo,
me daría amada tus ojos,
y el cariño que a darte aprendí.
Yo no sé que me has hecho alma mía,
que no puedo vivir sin tu amor,
que me paso muy triste los días,
con tu enesquí.
Y soy yo santo y angustia,
y dolor.
Y estoy solo sufriendo las penas que me condenan a tanto sufrir,
y que vivo pensando en que me amas y que me llamas,
con tu enesquí.
Con tu enesquí.
Con tu enesquí.
Con tu enesquí.