Y en la región de Chibolo,
Fique Jaraba y Rogelio José López.
Ay,
yo sentía en el final del sendero el llanto infinito,
de una mujer,
que empuñaba un poema en sus manos,
escrito por alguien que un día conoció.
Era aquel habitante del mundo,
del alma sensible,
que quiso tener el amor que le fue un imposible.
Al ver su destino, su vida acabó.
Nadie sabe quién tuvo la culpa,
ella nunca le pudo entregar lo que estaba pidiendo.
Un poquito de cariño, así fuera un instante,
y aunque quiso,
nunca le obedeció al corazón.
Yo he cantado
falsos solitarios que nace de un hombre,
y que se fue volando con alas,
hechas de ilusiones que no realizó.
¿Dónde estoy?
¿Dónde estás?
En el cielo tal vez.
Un amor.
Señaló su vida.
¿Dónde estás?
En el cielo tal vez.
Un amor.
Señaló su vida.
Y a mi hermano Luis Carlos Rodero.
Ahí te mando compadre.
Y a mi hermano Andrés Salazar,
en Carolina del Sur, del Sur.
Ay, mi amor.
Con cariño, con mi hermano, Fito Mugno,
venga, que la patrona le está esperando.
Oye, Leo Molina,
ponga la firma
y yo sentía en el final del sendero
los sueños caídos de aquel corazón,
que en su afán de encontrar ilusiones
sufrió mil engaños tratando de amar.
Y ahora ella recuerda aquel hombre
que puso en sus manos aquella canción,
y quisiera entregarle su alma,
pero ya es muy tarde,
la cruzó el final.
Yo no sé si es valiente o cobarde la fatal decisión de
borrar con su sangre las penas que llegaron por mirar a
alguien inalcanzable que no sabe que le ofrece la felicidad.
Y hoy cuenta que tenía en sus manos la foto sagrada de
aquella muchacha y un beso a unos ojos negros que nunca cantó.
¿Y dónde está?
En el cielo tal vez.
¿Un amor?
Señaló su final.
¿Dónde está?
En el cielo tal vez.
¿Un amor?
Señaló su final.
¿Dónde está?
En el cielo tal vez.
¿Un amor?
Señaló su final.
¿Dónde está?
En el cielo tal vez.
¿Un amor?
Señaló su final.
José Sarmiento,
con fe, compadre, con fe,
de la sabana por el mundo,
lléveselo a Javier Alvaro,
el rey de la brocha.
¡Ay!
Y consentimiento para Mercedes,
el amor de nuestro cardenal Ismael Fernández.
Y para Nelson Brocate,
y Fabián Samudio,
el artista que viste los artistas.
¡Ahí se mando, compadre!
¡Aplausos para ustedes!
Đang Cập Nhật
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