Ahora que en esa carita solo hay felicidad
y tu religión más bendita es el pecho de mamá,
te voy a contar una cosita,
no te vayas a asustar.
Cuando sientas un calambre callejero
y los nervios se empiezan a alterar
y de pronto se te dice el cuerpo entero,
con un fractal a trasero que eso es culpa de papá,
en muy poquito vas a estar haciendo equipo,
manteniendo despacito el equilibrio en el suelo,
balbuceando alguna vez que a un musiquita de manera sencillita,
como le gusta a lo abuelo.
Y con esta lo flipipilió,
va a entrar toda la vipipiliá y aunque no estés convencido,
verás cómo llega el día que cantando las caderas llega la casa.
La letra que supondría no es ninguna tontería,
es solo para que comprendas lo que te pasa,
todo es culpa de tu padre,
pichanía,
que al nacer ya te quería.
Extra compadreza,
extra compadreza,
extra compadreza.