Se fue desnudando, se fue desnudando, se fue desnudando,
sin quitarse la ropa con el encanto de la gaviota que viene volando,
sin quitarse la ropa se fue desnudando.
Fui campesino de su barbeso, por la vereda que va de sus pesos
a lo más lindo de su montemajo, sin quitarse la ropa se fue desnudando.
Yo se lo debo todo, me dio su amor y su rabio, las llaves de su cortijo,
por eso yo quiero tanto a la madre de mis hijos.
Te debo la vida, te debo la vida, te debo la vida,
porque somos dos años siendo mi amiga y al calor de mis brazos te quedas dormida,
porque somos dos años, te debo la vida.
A mi laito siempre remando, los vendavales fuiste capeando,
cuando mi barquito se fue a la deriva, porque somos dos años, te debo la vida.
Tú me das todo, tu amor, tus besos, tus rabios, las llaves de tu cortijo,
tú eres mis pies y mis manos y la madre de mis hijos.
Muchísimas gracias, muchísimas gracias, muchísimas gracias,
por seguir a mi vera y guardar la fragancia que en la primavera me trajo a mi casa,
por seguir a mi vera, muchísimas gracias, por tus caricias, por tus te quiero,
por el día a día, por tu desvelo, por quererme tanto y no dar la importancia,
por seguir a mi vera, muchísimas gracias.
Tú me das todo, tu amor, tus besos, tus rabios, las llaves de tu cortijo,
por eso te quiero tanto, madrecita de mis hijos.
Apasionadamente, apasionadamente, apasionadamente,
me entregó hasta el arma, se tiró valiente, sin pensar en nada, a mi vera siempre.
Me entregó hasta el arma, apasionadamente, fui marinero en sus rayos mares,
te vi cediendo de sus manantiales, me dio la miel de su cuerpo caliente.
Me entregó hasta el arma, apasionadamente, yo se lo debo todo,
me dio su amor y sus rabios, las llaves de su cortijo,
por eso yo quiero tanto, a la madre de mis hijos.