La capital de Guayana,
yo no la sabía.
Mi segundo apellido,
de Johan Cruyff.
A cuanto fune el plomo,
me estáis escuchando.
¿Quién mide el amor?
¿Quién mide el amor?
¿Quién tiene razón?
Mis pequeños sus notas impacientes.
¿Quién tiene razón?
Y se alejaba chasqueando los dedos.
Paraba siempre a descansar.
Aquí paraba siempre.
Una luz que no perdía.
Un vaso de un solo hielo.
Poca ceniza, un lazo doble.
Y cuello vuelto en el invierno.
Su guayabera para el verano.
No podéis imitarle.
La medianoche es clave.
El mambo te quema.
Todo es perro y trompetas.
¿Y a qué esperáis?
Para salir del armario.
Me estáis escuchando.
¿Quién mide el amor?
¿Quién tiene razón?
Mis pequeños sus notas impacientes.
¿Quién tiene razón?
Y se alejaba chasqueando los dedos.
Aquí paraba siempre a descansar.
Aquí paraba siempre.
Una luz que no perdía.
Un vaso de un solo hielo.
Poca ceniza, un lazo doble.
Y cuello vuelto en el invierno.
Su guayabera para el verano.
No podéis imitarle.
No podéis imitarle.
Aquí me paraba siempre a descansar.
De aquí paraba siempre.
Una luz que no perdía.
Un vaso de un solo hielo.
Poca ceniza, un lazo doble.
Y cuello vuelto en el invierno.
Su guayabera para el verano.
No podéis imitarle.