¿Dónde
ha ido?
mientras me pongo las vendas.
A mí me importa un pito la calle que tengas,
ahora todo barras, tough facts.
Ya estuve allí, volví, ¿me entiendes?
Yo con tus barras me limpio la carne entre los dientes,
quieren que les tire, tiran chinitas al trono.
Y funciono mejor bajo presión,
contigo no funciono.
Rebobinando hice un traje con los redales,
mi presente es tan puro que obvia el resto de líneas temporales.
Lanzo los dados, no quiero saber qué sale.
Si la vida es un principio, diez mil finales.
Como haz de otoño, caducó el capricho,
esperando a que el tiempo diga lo que tú no has ***.
Doy la mano fuerte, me desemo el ficho.
And if you wanna battle,
tengo hueco en el nicho,
damn.
Escribo poco, pero escribo bien.
Normal que esperen mi mierda,
aunque tarde como el acta o el me.
Vueltas y vueltas pa' qué,
si ya sé lo que voy a hacer.
Todo al rojo y sonrío al crupier, so * them.
Mi refugio es el centro del vendaval,
esto no es música,
es argonáutica mental.
Con esta carita apoyada al final del baile,
los padres de tu padre,
el se dedicó a desirable.
Es bombón y Montana, piezas.
¡Oh!
Le di mis ojos al rencor pa' no admirar al mirarte
y ardí hasta que al fuego interior le dio pa' iluminar mi arte.
Pude pedir un préstamo a nuestro banco del parque
a devolver en los diez años que me costó olvidarte
y no hubo un desplante, al menos por mi parte.
Me mostré distante pa' evitar supeditarte.
Tú querías que evocar instantes,
que rotara el hoy y el antes,
que olvidara las malas,
que lo que soy va por delante.
Sé que cualquiera sobresale entre incapaces
y a mí ya no me sale hacer como que me complace
la treta de brillar como un Ferrari en un
desguace que para aparentar ya está lo de estar a su alcance.
El pasado no es mal asesor,
díselo a Jay-Z entrando al ascensor,
para el brillo de mi apatía no hay gafas de sol.
Hoy no,
no tengo el día,
no soy la estantería de un ***-shop así que no toques la polla,
bro.
Me siento como una roca entre copas rotas de yadró.
Ensordecido por ese silencio
incómodo desde el que la ansiedad interpretaba su monólogo.
Las buenas
intenciones me llenaron la vitrina de un vacío inmenso,
por eso ejerzo con la
inquina del que nos inclina el resto,
con la disciplina necesaria para hacer que
se caiga del peso.